cuando apareció en parrilla de programación en Cuatro el programa First Dates, algo así como primeras impresiones, pocos vaticinaron larga vida al pequeño reality presentado por Carlos Sobera, un personaje más cercano a la presentación, conducción y animación de espacios televisivos, que al periodismo puro y duro.

Aquella dinámica de actor metido a celestina casamentera audiovisual no auguraba semanas de permanencia en antena. Sin embargo, el programa fue tomando cuerpo con una excelente selección en el casting de aspirantes al amor y la felicidad. Con paciencia, ritmo y fuego lento el rollo amoroso se fue asentando, creciendo en estructura y ocupando espacio privilegiado en el negocio de Mediaset.

El plató convertido en sala de restaurante acoge día a día a personajes hetero, homo, con variantes múltiples que se enfrentan a diez minutos de gloria de la mano del maestro de ceremonias y sus chicas acompañadas del macizo y espectacular Matías, que desde la barra del bar recibe a pinchones/as que se adentran en la cueva del amor. Valor seguro, de momento, en los planes de la cadena menor de Vasile.

Otro producto de Atresmedia asentado en antena y fijo una temporada más es el espacio producido y conducido por Pablo Motos, estrella de la presentación televisiva, que sabe combinar amena entrevista, conversación distendida con momentos excelentes de una larga nómina de colaboradores, más la poderosa producción de un sabio de la tele como es Jorge Salvador. Motos cabalga la montura del éxito y asegura a la cadena magníficos resultados de audiencia y consiguiente porción de negocio. Entretenimiento puro en cuatro noches, de lunes a jueves, en las que apenas tiene competencia, salvo la del fútbol internacional.