Aquellos irlandeses jóvenes, católicos y épicos que sacaban la bandera blanca al escenario para reclamar la paz para su país, U2, se hicieron de oro con The Joshua Tree, el disco en el que descubrieron Estados Unidos y que les catapultó a la categoría de estrellas mundiales, luchando en las listas con Springsteen, Michael Jackson y Madonna. Aquel disco mítico y tradicionalista, que les trae de gira a Barcelona mañana, se ha reeditado en su 30 aniversario en varios formatos y con contenidos extra (tomas alternativas, directos o caras b, entre otros).
Mirando por el retrovisor, resulta increíble que las primeras canciones de los mastodónticos U2 llegaran a Euskadi cuando Internet y las plataformas musicales eran elucubraciones ligadas a la ciencia ficción, vía importación, ya que su primer disco no se editó en su momento en el Estado español. Se dieron a conocer con el impulso de la nueva ola y el punk, junto a bandas como The Police, The Clash, Pretenders o Talking Heads, y sus tres primeros discos consolidaron un estilo intenso, épico y roquero con una personalidad acusada.
The unforgettable fire (1981) supuso un paso adelante gracias al impacto mundial de Pride (in the name of love), su canción dedicada a Luther King, pero el disco era demasiado experimental, en parte debido a la producción de Brian Eno y Daniel Lanois. Hubo que esperar a su quinto álbum, editado tres años después, para que la bomba estallara y la deflagración se llevara por delante a 25 millones de personas.
The Joshua Tree, que se está presentando en una gira que recala el martes en Barcelona con las entradas agotadas antes de su salto a Latinoamérica tras recorrer Europa y Estados Unidos, se ha reeditado con motivo de su trigésimo aniversario en múltiples formatos y contenidos. Con la dupla de productores anteriores y grabado en Dublín, en Windmill Lane Studios y Danesmoate, que posteriormente se convirtió en la casa del bajista Adam Clayton, confirmó que el grupo (especialmente Bono) se había empapado del cancionero estadounidense, de Dylan a Springsteen, del blues al folk o el country.
Con una visión de Estados Unidos panorámica, desértica y heroica, entre Sam Shepard, Paris. Texas (Wim Wenders) y John Ford, su-brayada por las míticas imágenes de Anton Corbjin en el desierto Death Valley, el álbum logró ventas superiores a los 25 millones gracias al poder eléctrico de Where the streets have no name, la épica in crescendo de I still haven’t found what I’m looking for y el sentimiento ambivalente de With or without you, con su característica y precisa introducción, que acaba explotando en uno de las estribillos y melodías más comerciales y acertados de su carrera.
Además, el disco pivota sobre otras dos canciones clave que nunca faltan en sus conciertos: Running to stand still (con una guitarra a lo Ry Cooder narra la historia de una pareja que sufría la ola de heroína, el “veneno”, dice Bono, de la época en Irlanda) y Bullet the blue sky (una tormenta eléctrica con distorsión que critica la intervención estadounidense en Latinoamérica pero que se puede trasladar a la guerra de Irak, Serbia o Ruanda).
El álbum se completa con temas más oscuros en su discografía como Red hill mining town (una crítica a la política de Thatcher, que destruyó comunidades enteras en los 80 con los cierres de múltiples minas); In God’s country, en el que ve a USA como un desierto abierto a un futuro incierto; o un Trip through your wire que respira sexo y alcohol entre ecos folk con armónica.
Oscuridad La muerte y el dolor capitalizan la recta final del disco: One three hill ofrece un sentimiento gospel en homenaje a un amigo fallecido, con Bono cantando “corremos igual que un río lo hace hacia el mar”; Exit es oscura y su letra (puede sugerir un asesinato) y atmósfera, desesperada; y concluye con Mothers of the dissappeared, compuesta tras la gira del grupo con Amnistía Internacional y que denuncia el dolor de las familias de los desaparecidos: “Nuestros hijos cuelgan desnudos de los árboles/se oye gritar a nuestras hijas entre las paredes/veo sus lágrimas en la lluvia”. En una de las versiones editadas, el CD original se acompaña de un concierto de la gira en el Madison Square Garden, con guiños a Marley, Hendrix y Van Morrison.