varsovia - Adam Zagajewski, premio Princesa de Asturias de las Letras 2017, es uno de los poetas y ensayistas en lengua polaca contemporáneos más internacional, y sus obras fueron prohibidas durante los años del socialismo soviético, por su fuerte carga política.

Nacido en la polaca Lwów (Lviv, en la actual Ucrania), el 21 de junio de 1945, estudió en Gliwice y Cracovia y se licenció en la Universidad Jaguelónica. Perteneciente como poeta a la llamada Generación del 68, sus obras fueron prohibidas por el régimen comunista, por lo que en 1982 tuvo que exiliarse primero a París y luego a Estados Unidos, donde ejerció como profesor en la Universidad de Chicago. Desde 2002, vive en Cracovia.

Como intelectual, Zagajewski se significó como disidente de la dictadura comunista, algo por lo que siempre resultó ideológicamente atractivo para la democracia occidental.

Aunque participó en los movimientos por las libertades en su país, él mismo dejó claro en el exilio que su personalidad era “la de un disidente de los disidentes”, que había descubierto que “la poesía está en otra parte, más allá de las inmediatas luchas partidistas, e incluso más allá de la rebelión -aun la más justificada- contra la tiranía”.

Su poesía brota de la búsqueda de la belleza y de la libertad, manteniendo siempre dos constantes en él como hombre y como poeta: hondura humana y una fina sensibilidad estética.

De su bibliografía poética destacan Ir a Lvov (1985), Lienzo (1990), Tierra del fuego (1994); Deseo (1997); Anhelo (1999), Regreso (2003) o Antenas (2005). Estos dos últimos fueron recopilados también por la editorial Acantilado bajo el título Antenas en 2007. Entre sus ensayos, cabe resaltar Dos ciudades (1995), En defensa del fervor (2002) o Solidaridad y soledad (1982).

En 2012 apareció su poemario, Mano invisible (2009), y es autor también de tres novelas y del libro de memorias, En la belleza ajena (1998).

Zagajewski, que este año ha presentado el ensayo Releer a Rilke (2017), estuvo en Madrid en julio de 2015 con motivo de un homenaje que le dedicó el Instituto Polaco de Cultura. “La poesía tiene un valor extra solo cuando la vida humana está en peligro, cuando la sociedad está a punto de perecer. Quizá sea mejor para la poesía que no sea tan vital, tan necesaria”, señaló durante aquella estancia.

Zagajewski ha recibido numerosos premios como el Berliner o el Kurt Tucholsky Prize y ha sido profesor visitante en la Creative Writing Program de la Universidad de Houston (Estados Unidos).

Por su parte, el poeta polaco Adam Zagajewski mostró ayer su satisfacción por la “inesperada” noticia que le ha supuesto la concesión de un premio como el Princesa de Asturias de las Letras, procedente del “reino de Cervantes y de otros grandes poetas y escritores”. “Es un gran honor recibir este magnífico premio procedente del reino de España, que es también el reino de Cervantes y de otros grandes poetas y escritores. Un poeta trabaja en soledad, pero de repente aparece una noticia inesperada. ¡Gracias!”, señala en una declaración difundida por la Fundación Princesa de Asturias. - Efe

Intelectual valiente. El poeta, ensayista y novelista polaco Adam Zagajewski es considerado un intelectual valiente, capaz de escapar del universo de las palabras para luchar por la libertad de sus compatriotas durante el periodo comunista, pese a costarle un exilio de 20 años. La vida de este autor es un exilio en sí misma, una disidencia de sus propia existencia desde su más temprana infancia, ya que nació en 1945 en Lwów (actualmente Lviv, en Ucrania), una ciudad que entonces todavía pertenecía a Polonia. Pero meses después, la Conferencia de Yalta modificó las fronteras polacas y también la vida de Zagajewski, quien se trasladó junto a su familia a la Silesia polaca, primero; y a Cracovia, después, para cursar estudios de psicología y filosofía en la universidad Jagiellonia de esa ciudad, donde llegaría a ejercer como profesor asistente.

Es aquí donde se gesta la figura del poeta libertario, donde comienza a hacerse un nombre como uno de los máximos exponentes de la llamada Generación del 68 de Cracovia, en un contexto donde las letras debían ajustarse a las exigencias socialistas impuestas desde una Varsovia controlada por Moscú. Zagajewski bebe de la tradición de la poesía polaca y, como otros intelectuales marcados por la azarosa historia de este país, pronto forma su propio grupo de poetas y se adentra en el peligroso terreno de la reivindicación política, al firmar varios manifiestos en los que se pide más libertad. En las últimas décadas sus poemarios pasan a ser más contemplativos para adentrarse en el terreno de lo biográfico y existencial, donde muestra una fina sensibilidad estética. Actualmente, es editor de la revista de literatura Zszyty, miembro de la Asociación de Escritores Polacos.