Barcelona - El editor Reiner Stach ha pasado 18 años armando lo que ya se conoce como la “biografía definitiva” de Franz Kafka, al que considera uno de los escritores más importantes del milenio. Pero aún quedan “interrogantes abiertos” en torno a su vida. En una entrevista con Efe, el estudioso alemán, que ha presentado en Barcelona su voluminoso trabajo (2.368 páginas), avanza que pronto podrían desvelarse algunas cuestiones relacionadas con el autor praguense gracias a que en tres años será accesible todo el legado de su amigo Max Brod, que incluye 20.000 cartas y diarios.

De momento, el lector que se adentre por los dos tomos de la biografía, que en castellano publica Acantilado, podrá enfrentarse a “una imagen biográfica de alta resolución”, de un hombre que apenas vivió 40 años y once meses, funcionario de seguros y escritor judío de Praga, que dejó anotado: “Yo soy la literatura”.

Stach, que acaba de regresar de una gira por EEUU, donde ha llenado auditorios, señala que en los documentos de Brod hay diarios de juventud que quizá permitirán conocer la postura de Kafka sobre la posibilidad de abandonar el judaísmo para convertirse el catolicismo, puesto que en su época se creía que eso posibilitaba hacer carrera en sociedad. Reconoce el biógrafo que, a día de hoy, no existe ninguna prueba de que en el círculo de Kafka se tratara sobre esta cuestión, pero “en el legado de Max Brod existen diarios muy tempranos, de 1900 a 1903, y creo que hay algo al respecto”. No descarta que el trabajo con esta nueva e ingente documentación provoque que tenga que añadir uno o dos capítulos en cada volumen. Por otra parte, subraya que existe la total seguridad de que no hay ninguna obra literaria inédita de Kafka, aunque sí quedan por localizar la veintena de libretas de notas que escribió los últimos nueve meses de su vida y que quedaron en manos de su última novia, Dora Diamant. En 1933, nueve años después de la muerte del escritor, la Gestapo entró en el piso de Dora y se llevó todo lo que allí había a sus archivos, con lo que es posible que “estos bloc de notas todavía existan”, así como unas 80 cartas de Franz a Dora.

El próximo año quizá se pueda investigar en un antiguo archivo de la Gestapo en Berlín. “De encontrarse las libretas y cartas, sería la mayor sensación de los últimos 50 años en relación a Kafka”, proclama.

Reiner Stach defiende que el autor de La metamorfosis se encuentra en el olimpo literario junto a Dante o Shakespeare, a pesar de que no terminara ninguna de sus novelas y de que haya legado fragmentos, lo que a él mismo le llevaba a pensar que era un fracasado. Sin embargo, todos sus textos son actuales, “cada generación descubre algo nuevo en ellos” y hoy “se discute cómo representaba el control, la supervisión a través de la vigilancia, todo escrito de una forma absolutamente precisa”. “Se tiene la sensación -prosigue Stach- de que había visto ya antes las técnicas del siglo XXI, esta actualidad no se encuentra en ningún otro autor de 1900, además de ser claramente el más influyente en el cine, las artes plásticas o el teatro”.

Neurótico compulsivo, Kafka le parece a su biógrafo alguien “muy simpático con gran sentido del humor, incluso en las escenas peores de El proceso o El castillo hay partes cómicas, de ópera bufa”. A la vez, lo retrata como alguien “muy auténtico, muy honesto, hipersensible, sin ilusiones, pero ante todo el mundo, incluso ante los mayores imbéciles, mantiene un respeto básico fundamental”.