Vitoria - El pasado mes de junio, Montehermoso y el Servicio municipal de Cooperación al Desarrollo dieron a conocer el resultado de este año de la convocatoria Derechos Humanos y Creación Artística, una herramienta dotada con 18.000 euros con el objetivo de acercar ambos mundos para relacionarlos y encontrarse con la ciudadanía. Ahora llega el momento, de que el centro cultural de lo alto de la colina asista al final del camino con la presentación de Sin refugio, el proyecto ganador impulsado por la Comisión de Ayuda al Refugiado en Euskadi (CEAR) y los artistas locales Rubén Díaz de Corcuera e Iñaki Larrimbe, unidos en el bautizado como Colectivo Redil.

Tres son las fases consecutivas que va a tener esta propuesta entre hoy y el 16 de enero, siendo imprescindible para la primera de ellas la participación activa de todas aquellas personas que acudan a lo algo de la colina pero también que se muevan por Internet. En concreto, desde esta tarde hasta el 6 de diciembre, ambos creadores estarán en Montehermoso para recibir las aportaciones que se van a requerir para tres piezas en concreto. A partir de ahí, hasta el 14 de diciembre se seguirá completando la muestra, un proceso que será abierto a los visitantes, inaugurándose de manera oficial la exposición Sin refugio el 15 de diciembre.

“Son muchas las personas que muestran su solidaridad con los refugiados que están en las fronteras, pero nosotros también queríamos hablar de quienes ya están aquí y ahora”, explicó ayer Rosabel Argote desde CEAR Euskadi en Álava, un objetivo que se ha querido hacer realidad a través del trabajo conjunto con el Colectivo Redil. El resultado es un proyecto que, sobre todo con respecto a algunas piezas, va a generar controversia, que es, por otro lado, lo que se busca. “Parece que estamos hechos de papel de fumar; nos estamos haciendo débiles y el arte debe ganar la batalla de lo políticamente correcto”, según comentó Larrimbe.

Sobre la convicción de que es más provocadora la propia realidad que cualquier creación artística, un claro ejemplo de ese interés por abrir un espacio para la reflexión activa son las tres piezas que solicitan la participación colectiva: Mensaje en una botella, Pequeña ideología para llevar y Muro de selfis.

En el primer caso, al público se le piden mensajes e imágenes que servirán para rotular una tienda de campaña que tras la muestra se mandará a un campo de refugiados sin concretar. En el segundo, los artistas van a realizar material promocional de la muestra con palabras e imágenes relativas al tema tratado, objetos creados también con las ideas ciudadanas que se regalarán a quienes participen en esta fase inicial.

En el tercer caso, Larrimbe y Díaz de Corcuera han creado una escenografía que sirve para que el público pueda hacerse selfies (de hecho, hay varios palos para ello). Eso sí, cada uno debe decidir si se realiza la imagen y cómo puesto que el contexto es un campo de refugiados donde se ven cuerpos de personas muertas tiradas por el suelo. “El arte tiene que ser incómodo pero sabiendo que la que realmente es incómoda es la realidad de cada día”, remarcó Larrimbe consciente de que, como reconoció Argote, “yo no me haría la foto”. En este sentido, la representante de CEAR Euskadi apuntó que “tenemos que ser capaces de movilizarnos como sociedad sin tener que estar viendo cadáveres en el suelo”. Por ello, Díaz de Corcuera añadió que “necesitamos un compromiso político real por parte de todos”.