Hace unos días estuve en una de las ciudades hermanada con la nuestra: Kogo, pequeña urbe que se encuentra al sudoeste de Guinea Ecuatorial, país africano con fuerte conexión histórica, como veremos, con Vitoria-Gasteiz.

Guinea es la única nación de África donde, al margen de sus lenguas nativas, el español es la lengua oficial pues fue colonia española desde finales del siglo XIX hasta 1968, año este en que el país se independiza. Pero fue un explorador vitoriano, Manuel Iradier (Vitoria, 1854), el que -después de dos largos y duros viajes en los que deja familia y salud por el camino- lograba la anexión a España de buena parte de ese territorio. Es por eso que en Gasteiz se creó en su día la ONG Asociación Africanista Manuel Iradier. Una asociación conformada por un grupo de ciudadanos que retomaron la iniciativa de La Exploradora, asociación científica, cultural y viajera surgida en Vitoria a finales del siglo XIX, y que apoyó en su día a nuestro más famoso explorador.

Viajar para aprender, conocer, más allá del mero descanso o de “un pasarlo bien”, es una opción siempre enriquecedora para mí. Pero moverse por Guinea Ecuatorial fuera de las capitales puede ser desesperante en un país con un sistema de gobierno dictatorial.

Para ir, por ejemplo, de Bata a nuestra ciudad hermana, Kogo, tuvimos que atravesar siete controles militares. Y hablamos de un viaje que en condiciones normales no excedería de una hora en coche. Así que cada diez minutos, un control. En el primero de ellos el señor militar responsable del puesto estaba totalmente borracho. Parece ser que el Estado guineano paga mal a su ejército. Así que los hay que cogen dos bidones oxidados de gasolina situando un madero en medio e improvisan un control para sacar un dinero. Pero al final sí, “untando” al personal, llegamos a la villa hermana. Y ahí quisimos tomar algo en un hotel de lujo -Hotel Kogo- con vistas al mar. En su terraza. Pero claro, el bar y el restaurante estaban cerrados. Sólo se abren, según nos explicó la única persona que estaba custodiando el complejo hotelero, para “actos institucionales”. Obviamente para los saraos de dirigentes y altos funcionarios del Estado. Es decir: amigos y familiares del dictador militar Teodoro Obiang. Que son los únicos que pueden acceder a este tipo de espacios que están desperdigados por todo el país y en los que tomar un café sale algo así como seis euros. Y el precio de una habitación sencilla, sobre doscientos. Los han construido para ellos y para los extranjeros que van a Guinea Ecuatorial a hacer negocios relacionados con el petróleo pues este país es el tercer mayor productor del África.

Hablamos de un país con una población de 750.000 habitantes. Todos deberían ser millonarios. Pero no, el 70 por ciento de la población vive en la pobreza. Pero lo más curioso de todo esto es que cuando hay elecciones, el pueblo vota libre y mayoritariamente al dictador.