les habrá ocurrido muchas veces en el transcurso del tiempo que dedican a ver la tele, por cierto casi tres horas diarias entregadas a este electrodoméstico que nos tiene imantados, atrapados y presos del botón iniciador o del mando a distancia. Y digo que les habrá ocurrido recorrer con paciencia la programación televisiva, por ejemplo de una noche cualquiera, y encontrarse con que no hay en la oferta ni un mísero mendrugo que llevarse a la boca del entretenimiento tras una dura jornada de trabajo. Parecería como una conjura de necios programadores empeñados juntos y a la vez en poner en sus parrillas infumables programas que coincidiendo en el tiempo agrandan la necedad de un medio poderoso y atractivo en muchas ocasiones, pero también en otras tantas, infumable, aborrecible y despreciable. Uno puede encontrarse a la vez y el mismo día, por ejemplo en la noche del pasado lunes, el quiero y no puedo de El ministerio del tiempo en TVE, una peliculita serie B en La 2, el esperpento de Casados a primera vista en Antena 3, Cuatro con el capítulo no sé cuántos de C.S.I. Las Vegas, en Tele 5 retales de Gran Hermano VIP y una pretendida serie que no levantó el vuelo, y en La Sexta una desconocida película. Y así se puede recorrer el dial en busca del arca del tesoro televisual y no encontrar nada de nada para apaciguar el día y entrar en la noche. Y es que la tele cuando aburre, aburre mucho y la concurrencia y competencia de las cadenas que debieran ofrecer siempre algo apetitoso para el televidente, no acaba de agitar el mercado. Así que hoy nos les puedo comentar, criticar, analizar nada de la tele del comienzo de semana, porque no había nada que ver y en consecuencia nada de que escribir. No es el síndrome de página en blanco que nos ataca de vez en cuando a los plumillas, es que a veces la tele es una inmensa ristra de majaderías, insensateces y cosas mal hechas.