Gasteiz - Es ya un cuarto de siglo el que contempla la larga e intensa trayectoria de Chévere, compañía nacida en Santiago de Compostela que el año pasado recibió el Premio Nacional de Teatro. Sin embargo, en todo este tiempo, el grupo y la capital alavesa no habían tenido oportunidad todavía de cruzar sus caminos, algo a lo que se va a poner solución hoy mismo. En concreto, va a ser sobre las tablas del Félix Petite a partir de las 20.30 horas, donde todavía quedan entradas a la venta por 14 euros para asistir a la que puede ser la última representación de Eurozone. “No nos cerramos a nada, pero la obra ya ha hecho su recorrido y estamos en otras cosas”, explican Patricia Lorenzo, Miguel de Lira y Xesus Ron.
Así que, en el marco de la programación invierno-primavera, llega esta mirada a la Unión Europea tomando como vehículo la película Reservoir Dogs, de Quentin Tarantino. “Las referencias al filme son constantes pero tampoco es necesario haberlo visto; es más un diálogo entre ambas historias, entre el relato del atraco perfecto y la creación de la Eurozona”, si que entre ambos conceptos hay mucha diferencia. De hecho, aunque no se fuerce la caracterización física, aparecen Ángela Merkel, François Hollande o Rodrigo Rato, protagonista, por cierto, de la versión que Chévere hace de la famosa escena de tortura de la película.
Al fin y al cabo, la compañía sigue en este espectáculo la línea de dimensión social que caracteriza su labor, entendiendo el escenario como un espacio para el diálogo político donde también el humor tiene sus aportaciones que hacer. De esta manera, Eurozone no quiere ser una obra de carácter pedagógico, pero sí una manera de explicar y comprender muchos aspectos de la economía que afectan al ciudadano sin que en realidad muchas veces tenga claro las razones o los significados. Así, la pieza pretende quitar al lenguaje ese velo que a expertos y políticos tanto gusta usar con el objetivo de ocultar la realidad para que “cualquiera pueda comprender”.
La crisis y sus efectos sobre la supuesta identidad europea centran, por tanto, una farsa construida en colectivo, desde un primer ensayo realizado con algunas pocas ideas a desarrollar. Un modo de crear, por cierto, que la compañía llevó incluso a la elaboración de su escenografía, cuyo diseño se sacó a concurso tanto en España como en Portugal, ganando al final un arquitecto de Zaragoza que, cosas de la vida, no ha visto todavía el montaje. Él también estará hoy en Gasteiz.
“Esperemos volver pronto”, desea la compañía, que más allá de su labor de producción, gestiona desde hace un par de años una sala en la localidad de Teo después de tener que cerrar la que tenían en Santiago por las presiones del Partido Popular.