Nunca ha sido sólo una tienda de cómic, aunque sea la razón de ser principal de esta tienda de la calle Correría entre cuyas estanterías también se puede perder uno por libros de arte (fotografía, cine, artes plásticas, arquitectura...), varios títulos seleccionados de narrativa vasca y alguna que otra curiosidad. Zuloa es también una puerta abierta a otras disciplinas más allá de lo que se encuentra entre las páginas, un lugar donde exponer, donde poder presentar publicaciones, discos, proyectos, donde realizar firmas y encuentros con los espectadores, donde llevar a cabo reuniones en torno a la cultura, donde asistir a charlas...

Esta crisis, de hecho, ha convertido a este espacio en un oasis entre tanto abandono público y privado, acumulando una lista de peticiones, sobre todo para realizar muestras, que supera con creces lo que el local puede hacer por sí solo. “Nos alegraría que la sensación que tiene la gente es que aquí se respira libertad”, apuntan Gorka Basterretxea y Txintxu San Martín.

Ellos siguen desde hace más de una década al frente de un proyecto que nació en 1987 en la Pintorería de la mano de Juan Ibarrondo, Imanol Pradells y Josu Ortubay. Fue este último el que llevó la librería hasta Zapatería en 1998, marcando la especialización en el mundo del cómic y empezando a acoger las primeras exposiciones. Ya en 2003, Basterretxea tomó el relevo, sumando poco después a un San Martín que empezó como trabajador para convertirse en socio. Ambos se conocían de antes, por amigos comunes y por haber coincidido en Porpol a través del Taller de Artes Escénicas.

“Ésta es una librería distinta, o por lo menos particular”, apunta San Martín. Para empezar por esa especialización que ambos han profundizado en el mundo del cómic, que parece hoy vivir un momento, por lo menos de cara al público, de mayor esplendor que a principios de siglo. “No hablaría tanto de un resurgimiento, pero sí de un reconocimiento”, a lo que ayuda tanto el hecho de que el mercado se esté abriendo cada vez más, así como la propia mentalidad de la gente. “Por ejemplo, el crear un Premio Nacional de Cómic también ayuda a que no se vea como un arte menor”.

Es cierto, como señala Txintxu, que hay mercados muy potentes que parecen estar lejos del estatal, como puede ser el caso del franco-belga, “donde el libro más vendido un año puede ser un cómic. Aquí están empezando a cambiar algo las cosas porque la gente se está dando cuenta de que un cómic ofrece una calidad que no tiene nada que envidiar a nada”, más allá de que Vitoria, en particular, “ha tenido siempre mucha relación con el cómic. Ha habido fanzines muy conocidos, dibujantes de trayectoria, siempre ha habido un movimiento, también en el ámbito editorial con Ikusager o Saure”, peldaños para sumar a un público “fiel”. “Tenemos una relación muy personal y cercana con la gente. Todo ha bajado con la crisis pero el comprador de cómic no tanto. Siempre tienen que venir para quitarse el mono. Y eso hace que la relación con muchos de los que pasan por Zuloa venga de lejos”.

Entre esos asiduos, Basterretxea reconoce que hay mucho hombre. “Igual ahora se están viendo más chicas, eso es cierto, pero en nuestras generaciones, nosotros éramos más de tebeos, los superhéroes y esas cosas, y no tanto ellas. Y con los fanzines, un poco igual. ¿Quién compraba el TMEO, por ejemplo?”. Eso sí, “en estos últimos diez años las cosas se han abierto mucho”, diversificando también el tipo de lectores que encuentran “que en el tebeo están todos los géneros, desde la ciencia ficción hasta el drama”.

Más que libros Esa especialización “en un sector que cada día está más abierto, aunque parezca un contrasentido”, ha ayudado a que Zuloa “sea un nombre reconocido, también fuera de Álava”. Como apunta Basterretxea, “cada vez que hacemos algo en el espacio cultural, la repercusión va más allá, llega más lejos”.

Las exposiciones de arte, fundamentalmente contemporáneo, son la base de una agenda que no para. Durante muchos años, de su programación se encargo el artista Iñaki Larrimbe, a quien tomó el relevo durante un tiempo el Proyecto Amarika, aunque desde hace tres años Basterretxea y San Martín se encargan de manera directa de este camino, a veces en solitario, otras en colaboración con colectivos como Art ¡eh!. “Somos inquietos y es una actividad que nos da satisfacciones. ¿Puede dar problemas? Bueno, tal vez, pero...”, dice Txintxu.

“La crisis en Vitoria, a nivel cultural, ha supuesto un bajón importante. Nosotros hemos seguido con nuestro criterio, dando oportunidad a gente con propuestas un poco distintas, a artistas alaveses... tenemos un espacio que no es alternativo pero que sí está fuera de lo comercial. Apoyar eso nos gusta. Tal vez en los últimos años ha tomado más relieve porque es que ya no quedan espacios en Gasteiz. Cada vez nos viene más gente diciendo que quiere exponer. Pero nosotros llegamos a donde llegamos, hasta donde podemos. Ante el parón del resto, nos piden, pero...”, casi se disculpa Txintxu, al tiempo que Gorka subraya que en Zuloa se ve a las claras “la constatación de la realidad: no hay salas. Lo privado ha cerrado, lo público está como está. Nosotros, pues bueno, tenemos una librería que tiene un espacio, pero en todo caso es triste que sea así en un ciudad como ésta”.

Claro que no son sólo un punto de encuentro para exposiciones. Larga es la lista de músicos, escritores, ilustradores y demás agentes de la cultura local y de otros territorios que han morado entre sus paredes, nombres entre los que hay figuras como Néstor Basterretxea o Antonio Altarriba. “Les tenemos que agradecer que quieran venir aquí, para nosotros eso es muy importante. Ellos valoran estar en Zuloa”.

Y eso sin olvidar que también distintos colectivos sociales han encontrado aquí un lugar para sus ruedas de prensa y algunas actividades públicas que sería imposible realizar de otra manera.

La mirada en el mañana Tanto en lo que sucede en la primera planta, donde los libros mandan, como en el sótano, el lugar en el que el resto de expresiones culturales toman cuerpo, la idea para el futuro, con o sin crisis, está marcada. “Lo único que queremos seguir siendo es un espacio que dinamiza”.

En lo que respecta al sector del cómic, ambos tienen claro que en los próximos años se debe empezar a aclarar un reto presente pero no resuelto todavía, el que plantea las nuevas tecnologías. Por lo demás, como explica Basterretxea, ambos saben que “nos especializamos en un mundo que cada vez es más rico. El abanico de creación dentro del cómic y de la ilustración es más grande, con lo cual mejor. Especializarte no es estar en un ámbito reducido, sino en un mundo muy rico y cada vez más”. Y ello mientras las exposiciones, presentaciones y actos se siguen sucediendo.

Encuentro. Creadores como Nestor Basterretxea, Mauro Entrialgo, Txema Garces, Patxi Zubizarreta, Josetxo Goia, María Clè, Marta Villota y Evaristo Páramos han acudido a Zuloa, un espacio que también ha acogido a responsables institucionales como Enrike Ruiz de Gordoa y Federico Verástegui..