MADRID - Este fin de semana saltaron todas las alarmas con su fotomontaje en la gala de los Oscar, y desde entonces, el incesante chorreo de noticias sobre la increíble vida ficticia que se ha construido la actriz Anna Allen ha inundado la red.
Esta artista del Photoshop bien podría ser, tal y como la han bautizado en las redes sociales, la versión femenina del pequeño Nicolás: una invitación falsa a los Oscar y el correspondiente fotomontaje en la alfombra roja, fotos falsificadas con conocidos actores estadounidenses... La última hazaña de la actriz, de la que se ha hecho eco El Mundo, consiste en haber asegurado ser embajadora de Vertu y de la asociación Fight Aids, junto a Estefanía de Mónaco.
Según detalla este periódico, ninguno de los cargos que se había adjudicado sería cierto, tal y como han confirmado las dos entidades implicadas. “No es verdad, esta actriz no es embajadora de nuestra marca. Pero le gustan mucho nuestros teléfonos y nuestro consejero delegado le regaló un Aster”, explican desde el departamento de marketing de Vertu.
La asociación de lucha contra el sida también ha desmentido que Allen sea una de sus embajadoras, ya que “no existe esa figura en nuestra asociación”. Por tanto, y según El Mundo, la única relación entre la actriz y esta asociación sería un vídeo englobado en una campaña en la que cualquiera podía participar y que luchaba contra la discriminación que sufren las personas con esta enfermedad.
EN twitter Como no era de extrañar, el caso Allen ha estallado en redes sociales, volviéndose viral y dando lugar a numerosas bromas y parodias. Incluso ha ido un paso más allá con la creación de una cuenta parodia en Twitter, que comparte fotomontajes y tweets en los que afirma, con sorna, tomarse unas bravas con Beyoncé, haber participado en Los Simpson y en El Príncipe de Bel-Air o ser una de las hijas adoptadas por Brad Pitt y Angelina Jolie, entre otros.
Christian Gálvez, el presentador del programa Pasapalabra, donde Allen coló otra de sus historias inventadas, se ha tomado con humor el incidente, opinando en Twitter que “no sé si me da risa o pena”.