En una sociedad capitalista rige la ley de la oferta y la demanda, ¿sí o no? No sé por qué Belén Esteban no podría cobrar 65.000 euros a la semana por participar en GH VIP y Kiko Rivera otros 50.000, tal y como publicó ayer la revista ¡Qué me dices!... y desmintió a toda prisa la productora que, remarcó que los emolumentos que reciben son confidenciales, “por lo que están protegidos por la Ley de datos”. Y es que se trata del sector privado, no son el presidente del Constitucional ni un ministro, que están obligados a ser transparentes -dicen-, así que les paguen a los dos (y a todos) lo que se merecen, que al final es en beneficio de toda la sociedad porque después declararán a Hacienda y podrán construirse más hospitales, escuelas e incluso la Y vasca. De ser cierto, si llegan hasta el final ella podría llevarse 780.000 euros y él, 600.000, más los 100.00 del premio. Esa cantidad seguro que tributa a un tipo altísimo, así que mejor para todos, ¿no? Hay un problema: puede haber celos. ¿Quién es más famoso: el hijo de la Pantoja o la madre de Andreíta? Yo no sabría decirlo, pero con este tiempo invernal/infernal el que tendría que llevarse un pastizal es Coman, que anda todo el día con el culo al aire (uy, perdón, que esa es una serie de la competencia) y puede pillar algo malo con tanta gripe y tanto virus suelto. Aunque está allí aislado por la nieve, el negro vasco igual se ha enterado de lo que cobran otros reclusos y por eso el domingo Telecinco pixeló el culo y el pene (reflejado en el espejo) del concursante después de ducharse, porque igual hay que pagarlo aparte. Los paseos de este Adán en bolas ya han creado conflicto en la casa porque mientras por Víctor Sandoval no hace falta que se vista, la princesa del pueblo está que trina: “¿Tú ves normal ponerse ahí en bolas? Que te ve tó Dios. Nosotros no te vemos pero te ve toda España con la polla al aire”.
El otro frente hostil, muy hostil, se ha abierto entre Belén y Olvido. En el juego de criados y sirvientes, a la colaboradora de Sálvame no le dio la gana de hacer un recado y recomendó a la exconcejala que se tomara una copita de champán, “que se te da muy bien”, a lo que la otra respondió rápida como una víbora: “Y tú tómate otra cosita, hija”. Esto es para iniciados pero debe de tratarse de una sustancia muy mala porque se armó la de San Quintín. “España, echarla, porque si no va a ser esto la venganza de Guadalix”, amenazó la ex de Jesulín rompiendo la cuarta pared televisiva y dirigiéndose a la audiencia. Pasar la pelota a los espectadores no está bien. Que se apañen ellos, pero yo sería partidaria de que se tomen todo: el cava, la “otra cosita” y lo que haya en la nevera. Todo con tal de evitar esa venganza, que rima con matanza y da escalofríos.
O sea, que han expulsado (a medias) a Los Chunguitos por un par de comentarios intrascendentes y, según Aroa y Encarna, su hija y sobrina, “no han matado a nadie”. Como no se echa en falta a ninguno de los moradores salvo que Poirot demuestre lo contrario, pues no era para tanto. ¿Racismo? ¿Homofobia? Naderías. Lo aseguran en Interviú, con más ropa que Coman pero más bien escasa, y seguro que también han percibido algunos eurillos.
Para culminar este inicio de reality, el domingo nació otra estrella. A mí me recordó la primera vez que fue el padre Apeles a Moros y cristianos: pasmo total. ¿Quién es Florentino de la Florence? ¿Un noble italiano emparentado con Lorenzo de Médicis? “Pero tú... ¿de dónde sales?” preguntó Jordi González, como si fuera un espontáneo que se coló en el plató. “Soy amigo de la gente de Zeppelin y como era un trabajo fácil he dicho que sí, que venía”. Por sincero, Twitter le premió con un trending topic. Los que hay dentro también están trabajando (¿?) y dejando allí tres meses de su vida. Eso no tiene precio, aunque tenga salario.