Vitoria - Tras celebrar los 50 años de la Fundación Sancho el Sabio, la Sala Fundación Caja Vital cambia por completo de rumbo en la exposición que desde ayer y hasta el 5 de diciembre presenta al público, Pequeñas obras de arte. De la mano de la Asociación Alavesa de Miniaturas y Maquetas, el espacio se llena con unos 800 piezas reunidas a partir de los préstamos de fabricantes, asociaciones y coleccionistas.
Repasar la historia del modelismo se encuentra en la base de un recorrido en el que el detalle cobra su importancia máxima. Reproducciones de faraones, actores, tanques, motocicletas y un largo etcétera de objetos, hechos históricos y demás temáticas. “Esto arranca como una afición y sí, a veces te pueden decir que tienes algo de crío, que te aíslas, pero bueno, es que nos gusta”, comenta Jesús María Sainz, presidente de la asociación alavesa (que en estos momentos tiene 26 miembros) y responsable de una muestra cuya realización se acompañará en noviembre con la celebración de un concurso de modelismo.
Acompañando la inauguración de la exposición, a la capital alavesa también acude Pere Tarragó y lo hace por partida doble. Con sus aclamadas y cotizadas recreaciones de motos por un lado, y en persona, por otro. “Todo esto empieza como una afición, pero cuando, como fue mi caso, algún loco llega un día y te pone dinero sobre la mesa, la cosa cambia”, describe. “Eso sí, al principio mi mujer pensaba que estaba loco”, ríe.
No a todos les sucede que el hobby se termine convirtiendo en una fuente de ingresos. Más bien al contrario, es toda una inversión. Sin embargo, la satisfacción de encuentra en lo más pequeño, en el más mínimo detalle que hay que cuidar puesto que cualquier fallo en la recreación es un error imperdonable, ya se esté en el modelismo histórico o de fantasía.