Hoy mismo arranca en Vitoria-Gasteiz, focalizado en el Casco Viejo de nuestra ciudad durante todo el fin de semana, la segunda edición del mestizo festival de cultura colectiva Kulta. Una iniciativa ideada por el colectivo Atiza y que, bajo su tutela, se desarrolla bajo el paraguas de dos programas juveniles de ocio y cultura relacionados con nuestro Ayuntamiento: Gauekoak y Haziak.
¿“Cultura colectiva”? ¿Y qué es eso? Se trata de un término acuñado para denominar al arte, la cultura, que es generada por colectivos y no por personas individuales. Es decir, a diferencia de otras iniciativas que tienen lugar dentro -y fuera- de nuestra provincia, Kulta está pensado para hacer visible el trabajo cultural, artístico concebido por asociaciones. Kulta quiere, por lo tanto, poner en valor toda la labor cultural que se gesta colectivamente, desde agrupaciones de nuestra ciudad, interesándose por todo lo que se genera en red, sumando complicidades. La propuesta persigue, además, crear sinergias entre distintos sectores culturales jóvenes.
No estamos hablando de un “festival al uso”, de un evento que se deslice por terrenos celebrativos o festivos, sino de un festival de cultura asociativa y cercana. De un festival participativo que aúna de manera transversal diversos medios de expresión cultural que están presentes habitualmente en nuestra ciudad: artes visuales, música, danza, teatro...
Y así una serie de intervenciones artísticas, culturales, asociativas se despliegan como un rizoma, a partir de hoy, por diferentes locales del Casco Viejo de la ciudad. Locales que, además y eso es importante, son sedes de diversos colectivos. De esa manera también se visibilizan estos espacios y el público asistente entra en relación con el asociacionismo cultural de nuestro territorio.
La zona de acción se ha restringido al Casco Viejo por cuestiones operativas: espacios próximos que puedan recorrerse a lo largo de dos tardes.
En ese sentido Kulta cuenta con un “guía de viaje”. O “guía de excursión”. Pues una persona de un colectivo teatral (Kolectivo Monstrenko) va guiando a los asistentes por los diversos locales en los que se desarrollan las movidas.
Kulta no deja de ser “festival-caballo de Troya”, pues todos sabemos que cualquier cosa que huela a “festi” es apoyado por las instituciones públicas. Pues para ellos “festival” es sinónimo de “multitudes”. Sinónimo también de “votos”.
Y en este caso, por las dimensiones de las sedes de los colectivos, es imposible que miles de personas acudan a Kulta. Pero el de hecho de que este festival se desarrolle en sedes, que las actividades sean generadas en colectivo y que el público acuda también en grupo, dota a Kulta de un distintivo, de una personalidad singular dentro del panorama “festivalero”. Sin mencionar que el objetivo fundamental de esta iniciativa no es atraer muchedumbres, sino visibilizar a las asociaciones que operan en nuestra ciudad y que muchas veces no conocemos.