la cadena de Paolo Vasile ha dejado el pabellón del éxito bien alto y ha barrido el campo de las audiencias con la emisión del último capítulo de la serie El príncipe en la temporada recién finalizada con un ramillete de factores de éxito que han sabido aunar en torno a la figura actoral de José Coronado, en un ambiente no exento de exotismo, la ciudad de Ceuta, y con personajes creíbles, unos más que otros y que los guionistas han macerado con historias de amores interraciales imposibles y conspiraciones yihadistas en una zona de frontera, contrabando y mafias. El último capítulo de esta serie ha rematado en lo más alto con argumento bien desarrollado que parte de una escena de boda y termina con un terrorista abatido en un crescendo de intensidad narrativa que convirtió la despedida en el momento culmen de la temporada, los de Atresmedia, cucos ellos, programaron Braveheart para paliar los daños colaterales de fuga de televidentes a Telecinco. Mezclar dos planos en el argumento y desarrollo de una serie es conocido planteamiento que funciona bien en la mayoría de las ocasiones, pasando del plano de la historia personal a las acciones grupales con circunstancias conocidas, como la droga, el matonismo de las mafias, o los combatientes por la Fe y el Martirio, todo ello contando con suficiente grado de verosimilitud que hacen creíble el devenir de un buen puñado de actores que cumplen en líneas generales con las obligaciones y exigencias del guión. El último capítulo cerró con acierto la temporada y dejó plantadas las bases del argumento futuro, con una novia-hermana-amante en la encrucijada, con un terrorista muerto por disparos del comisario, una huida frustrada, una boda rota y un barrio, El príncipe, que volverá a iluminarse la temporada que viene para mayor gloria de la cadena y de la asfixiante publicidad programada.