PARÍS. Se trata de documentos, libros, joyas y pasaportes que fueron arrebatados en mayo de 1945 por soldados de la División Blindada del general francés Leclerc en la residencia del dictador nazi en los alpes bávaros.

Entre ellos, destacan cuatro pasaportes de Göring y uno de su primera mujer, pero también libros, fotografías, pequeños muebles u joyas.

Los objetos, 46 en total, permanecieron durante años en manos de los soldados, uno de ellos todavía hoy vivo, con 93 años, y pasaron posteriormente a sus herederos, que decidieron ahora sacarlos a subasta.

El comisario de la venta, Yves Salmon, explicó que anulaban la misma, prevista para el próximo sábado, para evitar "problemas de orden público" y "eventuales manifestaciones".

Lo hicieron después de que diversas asociaciones judías, entre ellas el Consejo Representativo de Instituciones Judías de Francia (CRIF), pidieran la anulación de la subasta que, a su juicio "atenta contra la memoria de las víctimas de la barbarie nazi".

"Comerciar con este tipo de objetos conlleva darles un valor simbólico malsano", indicó el CRIF.

Salmon, por su parte, señaló que la subasta iba a efectuarse dentro de las reglas de Francia y que se habían eliminado de la exposición todos los objetos que contenían símbolos nazis, como la cruz gamada.

En total, tres objetos no fueron expuestos antes de la venta y serían directamente entregados a sus compradores.

Pero el experto señaló que decidieron anular la venta para evitar "males mayores", sobre todo después de que el CRIF asegurara que la impediría "a cualquier precio".

A partir de ahora, la casa de subastas entrará en contacto con esta organización judía para tratar de venderles a ellos las piezas si se llega a un acuerdo que convenga a los propietarios.

En caso de que no sea así, los objetos serán devueltos a sus dueños "y nada podrá impedirles que se los vendas a quienes ellos quieran, lo que puede ser peor que la subasta", señaló Salmon.

El CRIF había pedido a las autoridades que comprara los objetos para que puedan ser estudiados por los historiadores y, en su caso, expuestos en museos, y evitar así que caigan en manos privadas.

El comisario señaló que los propietarios "están muy sorprendidos por la reacción de las organizaciones judías", sobre todo porque los soldados de la División Leclerc "lucharon duro y, en algunos casos dieron su vida en la batalla contra los nazis".

La ministra de Cultura, Aurélie Filippetti, se había pronunciado a favor de la anulación de la venta.