inundado de colores tanto en la forma como en el fondo. Así llega el segundo disco de Antton Aranburu, un Bizirik que justo acaba de ver la luz para encontrarse con el público. Puedes empezar el camino más largo con un pequeño paso dice la letra del primer tema que abre el nuevo álbum del músico afincado en Gasteiz desde hace ya unos años, ciudad a la que, por cierto, también dedica otro de los cortes de este trabajo, una apuesta en positivo que viene a tomar el relevo de Goraka, su tarjeta de presentación en solitario editada en 2011.

"Tenía compuestas muchas canciones, tantas que a los seis meses de que aquel primer trabajo podría haber publicado otro, pero me gusta hacer las cosas con bastante tiento, despacito" comenta el cantante, guitarrista y compositor, que ha contado para la grabación del disco, que se ha llevado a cabo en primavera de este año en los estudios Gaua de Mungia, con la participación de Josu Jungitu, Iker Uriarte, Raül Vera, Asier Yarza y Sonia Vera, todo ello bajo la producción de Aitor Abio.

"Es un disco muy variado. De una canción a otra hay paisajes sonoros y temáticos muy diferentes, que es lo que buscaba. A veces, esto puede llegar a despistar al público, pero quería adentrarme en diferentes territorios cada uno de los temas era el trampolín perfecto. Casi ha sido un experimento", relata el intérprete a la hora de describir un álbum en el que ha intentado, a la hora de componer las letras, "agudizar más el oído en la calle, escuchando las historias de la gente".

Tres son los años que han pasado desde la publicación de su primer CD ("cuando todo era nuevo"), un camino en el que ha ido sumando experiencias para afrontar un segundo disco "en el que intentas mejorar en todos los sentidos y supongo que con el tercer, cuarto y quinto álbum llegará ya la plenitud", dice con una sonrisa. El tránsito de este tiempo ha sido muy natural, apareciendo la figura de Raül Vera junto a quien "he conocido toda la escena tabernaria muy bien" en formato de dúo. "A partir de ahí decidí empezar este proyecto pero con la intención de que el trabajo tuviese un sonido de banda, no el típico de cantautor; buscaba, como suelo decir yo, territorios muy de pradera, de country, de americana, notándose la influencia de muchos cantautores de la escena más yankee", comenta, al tiempo que admite "que eso puede sorprender a más de uno".

A eso se le une una intención bastante clara en esta apuesta incluso desde su título. Y es que, aunque a veces parezca mentira, en tiempos oscuros también hay luz. "En este sentido es una obra un tanto conceptual, una llamada a decir que estamos vivos, que ya vale", describe sobre un proyecto que en breve también desembocará en una agenda de conciertos que se está cerrando ahora, aunque ya hay una cita ineludible: la que se producirá el 7 de diciembre en la Azoka de Durango.

También le llamará la atención del público la edición que Aranburu ha preparado de este Bizirik, una presentación nada propia de los tiempos actuales. "He tirado mucho de amigos", ríe a la hora de pasar la mirada por las acuarelas que Raúl Domínguez ha creado para cada uno de los temas, todo ello de la mano del diseño realizado por David Gotxikoa Gotxi y con el trabajo fotográfico de Roberto Felipe. "Son gente joven con mucho talento y para mí este disco ha sido todo un descubrimiento acercarme a ellos", describe.