Donostia. Los gritos de numerosas personas, la mayoría chicas jóvenes, llenaron ayer Donostia durante el estreno de Las brujas de Zugarramurdi,de Álex de la Iglesia. La llegada de Hugo Silva y de la Premio Donostia, Carmen Maura, causó furor entre los donostiarras, que no dudaron en echarse a la calle para verles. Pero nada comparado con el furor que despertó Mario Casas. Como si de un akelarre se tratara, las jóvenes corrieron como posesas por las inmediaciones del Kursaal para obtener fotos y autógrafos de su ídolo. En su último filme, Casas deja de lado su papel de chico duro y rompecorazones para componer el divertidísmo papel de atolondrado atracador, con un registro cómico muy poco habitual pero que ha convencido incluso a los menos aficionados al trabajo del actor.
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