Tras dos diferentes pero consecutivos acercamientos al mundo de lo urbano, la sala Amárica cambia desde hoy de tercio en su nueva propuesta expositiva. O por lo menos en parte, puesto que la fotografía sigue presente, dándose el relevo a sí misma aunque en esta ocasión la temática y la época sean diferentes. De la mano de la colección que custodia y alimenta el Centro de Arte de Alcobendas, el espacio gasteiztarra se asoma al neorrealismo español para captar instantes y modos de vida de las décadas de los años 40, 50 y 60.

Algo más de medio centenar de imágenes protagonizan esta muestra que permanecerá abierta al público hasta el próximo 29 de septiembre, una selección que nace a partir de la colección que la localidad madrileña viene cimentando desde hace 20 años y que en la actualidad cuenta con 800 piezas de 145 autores. En el caso concreto de la capital alavesa, el visitante de Amárica viajará por distintos puntos de la geografía estatal, desde Sevilla a San Sebastián, a través de los ojos de Oriol Maspons, Françesc Català-Roca, Joan Colom, Paco Gómez, Ricard Terré, Ramón Masats, Xavier Miserachs, Colita (seudónimo de Isabel Steva Hernández), Virxilio Vieítez, Gabriel Cualladó, Nicolás Muller y Carlos Pérez Siquier, es decir, una nómina de fotógrafos entre los que se encuentran cinco premios nacionales.

Bajo el explícito título de Neorrealismo fotográfico en la colección Alcobendas, la muestra recorre, casi en su totalidad en blanco y negro, las diferentes imágenes de una España en plena dictadura, desde las mujeres con todo el cuerpo tapado en plena Semana Santa hasta el retrato de la prostitución en Barcelona pasando por el toreo, el trabajo... ejemplos de lo que también se llama realismo social, movimiento cuya mención remite casi de inmediato al cine y la fotografía italianas tras la II Guerra Mundial pero que también tuvo su desarrollo en otros países, como es el caso.

"Sabemos que el neorrealismo español es todavía poco conocido, pero es una parte fundamental para conocer la historia del país", explicó ayer Manuel Sonseca, comisario de la exposición, a lo que José María Maroto, conservador de la colección, apuntó que "estamos hablando de fotógrafos que han terminado por ser reconocidos aunque en su momento, como pasa siempre, no lo fueran tanto".

Estampas de Ibiza, Ciudad Real, Madrid, Pamplona... se van intercalando en un recorrido donde las intenciones y lenguajes de los autores se complementan aunque sean distintos. Desde el carácter más puramente documentalista hasta las visiones más irónicas, las instantáneas seleccionadas para la ocasión abren un abanico sobre la cotidianidad en la que se suceden momentos casuales con otros más estáticos y premeditados.

De esta manera toma el fondo y la forma una exposición que también le sirve al Centro de Arte de Alcobendas para dar a conocer en la capital alavesa una pequeña pero significativa parte de los fondos que conserva, una colección que se engloba dentro de la programación cultural del espacio.