Puede que su uso deportivo sea el más conocido por la mayoría. De eso son conscientes en la red de centros cívicos de la capital alavesa, aunque quieran poner en valor también el trabajo que se hace con respecto a la cultura a través de distintas herramientas como son los cursos de iniciación a la práctica artística, los cursos culturales, la aulas abiertas, el concurso FotoArte, la programación de Dibertikale, el ciclo Auzo Eszena, el programa de exposiciones de los talleres de fotografía o las temporadas de conciertos de los estudiantes del Conservatorio Jesús Guridi, sin olvidar las bibliotecas municipales.

Aunque 2012 terminó hace ya unos meses, es ahora cuando en el seno del Ayuntamiento de Vitoria se están cerrando las valoraciones del año, estudios importantes para saber qué se hace, cómo, qué impacto tiene lo que se propone y si es necesario mejorar de cara a futuro, cuestiones siempre relevantes pero más en estos tiempos, cuando los recortes en los presupuestos públicos hace que el dar un paso sea todavía más complicado de lo normal, máxime si de cultura se trata.

"La coyuntura económica afecta, por supuesto, pero estamos intentando que esas reducciones las podamos paliar lo máximo posible, que no afecten demasiado. Además, este año hemos abordado un tema que llevábamos ocho años reclamando los técnicos como es la cuestión de los precios y de la sostenibilidad económica. Ahora, con la estrategia de que los abonados a instalaciones deportivas se conviertan en abonados a todas las instalaciones municipales es una línea de actuación que nos puede ayudar a fidelizar públicos y dar a conocer más lo que hacemos gracias, por ejemplo, a los descuentos que se van a poder realizar. Esto supondrá que se valore más la labor cultural que se desarrollamos en estos equipamientos", explica José Luis Pérez, jefe del servicio de centros cívicos.

Y puede que no todas las propuestas sean tan conocidas como pudieran, pero lo cierto es que, durante el año pasado, 3.015 personas se dejaron llevar por Dibertikale (un 16,2% más que en 2011), 2.108 espectadores participaron en la primera edición de Auzo Eszena (en el que toman parte compañías locales amateurs y semiprofesionales), más de 400 personas acudieron a los conciertos ofrecidos por el conservatorio, 123 creadores de diferentes puntos del Estado acudieron a la llamada de FotoArte, las aulas abiertas (espacios para el desarrollo sin monitores, de actividades artísticas) tuvieron más de 11.000 usos creciendo casi un 10% con respecto al año anterior, a lo que hay que sumar los altos porcentajes de ocupación tanto de los cursos culturales como de los de iniciación a las distintas disciplinas creativas.

"La cultura hay que trabajarla desde la proximidad y la estrategia de este Ayuntamiento, históricamente, siempre ha sido esa" apunta Pérez, para quien el gran objetivo de los centros cívicos siempre debe ser "enredarse" dentro y fuera de sus paredes.

"Tenemos muy buenos profesionales, hay colectivos muy motivados, y lo que tenemos que conseguir es enredarnos mucho más todos. A veces parece que cada uno va a lo suyo y creo que en estos momentos, con los recortes económicos, se hace más necesario demostrar que Vitoria es una ciudad con mucho potencial profesional y amateur para aliarnos, enredarnos, ser creativos y para ser capaces de mantener una oferta atractiva que implique a la gente más allá de que los recursos sean menores que antes", apunta, aunque tiene claro que eso se consigue "con mucho más trabajo coordinado, mayor colaboración, buscando objetivos comunes y no hablo sólo dentro del Ayuntamiento, sino de trabajo conjunto con otras instituciones, colectivos, empresas... es decir, que seamos capaces de aliarnos más. Cuanto más colaboremos, mejor respuesta vamos a dar. También, por supuesto, tenemos que seguir reivindicando que no nos recorten más, pero bueno, tal vez ha habido cierto acomodamiento durante unos años sin conectar con los demás. Es el momento de juntarnos. Aquí la suma multiplica".

En ese camino se debe seguir trabajando, igual que con respecto a los adolescentes y los jóvenes, tal vez los que menos participan en la oferta cultural realizada por los centros cívicos. "De ellos y ellas son necesarias estrategias específicas. Por eso, por ejemplo, nos coordinamos bastante con el servicio municipal de Juventud. Cuando haces algo específico para los jóvenes, la respuesta siempre es interesante".