El primer museo que compró obra suya fue Artium. "Vimos en él una tensión creativa importante", recuerda el director, Daniel Castillejo. Tres años después, Juan Zamora vive una segunda primera vez en el centro de arte contemporáneo. Lo hace con una intervención en su exterior que sirve para inaugurar un nuevo programa del espacio, una apuesta bautizada como Mutatis mutandi (es decir, cambiando lo que se deba cambiar) con la que se quiere atravesar las paredes del edificio de la calle Francia para hacer de la calle una continuación de lo que sucede dentro.

De punta a punta de las alas, la sombra del gran buitre creado por el artista madrileño mide unos 30 metros, una imagen de importantes dimensiones que a cota cero se puede más o menos intuir, pero que cobra su sentido completo cuando se observa desde cierta altura. The vulture shadow vuela pintada en el suelo tras cuatro días de intenso trabajo (la nieve condicionó un tanto los tiempos previstos) realizado por tres personas.

"Son muchas las lecturas posibles", dice el autor, aunque ni él ni Castillejo ni Blanca de la Torre, responsable de este nuevo ciclo, ocultan que uno de los significados, viendo lo negro de la figura resultante, puede hablar del pájaro de mal agüero que sobrevuela la cultura, máxime en la situación de crisis actual.

De todas formas, cada uno decidirá. No en vano, no es ni el primer ni el único animal que Zamora realiza en distintas partes del mundo y en cada lugar, las interpretaciones son distintas. De hecho, dentro de su serie Animaliyos, el artista ya ha intervenido en espacios públicos de ciudades como Nueva York, Copenhague, Medellín o Asunción. "Su juego con el punto de vista" y "la complejidad que se esconde detrás de una aparente sencillez" son las características que, según Castillejo y De la Torre, definen tanto esta propuesta en la capital alavesa como otras del creador.

El buitre, o mejor dicho, su sombra, estará visible en la plaza interior de Artium hasta final de año. Y aunque esté quieto, la impresión de movimiento que se aprecia cuando se observa desde cierta altura genera una sensación extraña. Igual que en el vídeo que se ha grabado gracias a un pequeño helicóptero, imágenes que también alcanzarán Internet para que el pájaro despliegue sus alas por cualquier cielo. O suelo, según se mire.

De la mano de esta intervención, el museo inicia un nuevo proyecto en su exterior (no es el único que ya está en marcha) que habla, máxime en estos momentos de apreturas económicas, de la voluntad de cambio, de la necesidad de darle una vuelta a lo existente para dejar lo que se considere, pero abrir otros caminos en aquello que reclama otras visiones.

"Además, Mutatis mutandi nos permite intervenir en la plaza interior del museo, que es un espacio en el que nunca se ha sabido muy bien qué hacer a pesar de que llevamos tiempo pensando en ello", apunta Castillejo, quien asegura que el lugar "es un buen soporte". De esta manera, el programa irá proponiendo micro proyectos como el de Zamora, una fórmula que, con matices, Artium ya está llevando a cabo, por ejemplo, con el ciclo Grey Flag, una serie de pancartas colgadas en la calle que se están encargando a diversos artistas.