En navidades, un destacado agente cultural vasco me decía: "últimamente cada acto cultural es un acto de resistencia". ¿De acuerdo?

Sí. Cada acto en cualquier punto del Estado es un empuje hacia adelante cuando hay tantas fuerzas tan importantes empujando hacia atrás.

Artium está viviendo unos meses muy complicados con respecto a su situación económica, algo que está teniendo mucho eco mediático. ¿Le preocupa que un museo que hasta ahora contaba con una buena imagen exterior pueda estar perdiendo esa marca?

Artium todavía tiene un patrimonio en ese sentido. Ese prestigio se mantiene porque es de los pocos museos que aún tiene posibilidades de trabajar, tiene opciones. Estamos asistiendo a una centralización de los museos, quedándose aquellos que son hegemónicos, que tienen un carácter simbólico o estratégico. Muchos de los museos de la periferia están perdiendo músculo. La sensación que hay es muy desoladora. Se están haciendo algunas exposiciones sin rigor, de carácter rápido, sin profundizar demasiado y eso está afectando a la estructura cultural del Estado, de tal forma que en la parte institucional se está haciendo dejación de la responsabilidad existente.

En el caso concreto de este centro, toda vez que se ha desestimado seguir con el Expediente de Regulación de Empleo, se está a la espera de la adopción de nuevas medidas que se adecuen al presupuesto que sí o sí va a tener el museo para este 2013. ¿En qué sentido van a encaminarse esas decisiones?

Ahora mismo estamos en pleno estudio. Y aquí, lógicamente, la parte social también tiene que hablar. Estamos viendo escenarios diferentes, aunque todavía no se ha tomado ninguna decisión. Sobre la denegación del ERE, tengo que decir que nosotros no somos unos insensatos. En el caso de las fundaciones públicas no había precedentes en cuanto a esta cuestión y pedimos informes tanto a nuestros asesores como al secretario de la Fundación Artium y a la confederación vasca de fundaciones. Y todos coincidieron en que podía ser posible pedir el ERE. Luego fue denegado por Trabajo, pero tanto el Comité Ejecutivo del museo como los trabajadores sabían desde el principio que estábamos utilizando una vía que podía tener sus riesgos.

Pero la Diputación ha echado la culpa al museo de que el ERE haya sido rechazado.

Bueno, lo que pone en las actas, que también han salido publicadas, es que en el Comité Ejecutivo hubo un debate sobre este tema en el que se advirtió que el ERE podía ser factible o no. Y, repito, sí que se pidieron los informes pertinentes porque nosotros no nos metemos en arenas movedizas de una forma insensata. Las cosas se hicieron bien y con luz y taquígrafos.

En las últimas semanas hemos escuchado a la diputada de Cultura y presidenta del Comité Ejecutivo, Iciar Lamarain, hacer una serie de afirmaciones con respecto al museo y a la propia figura del director que han dejado ver cierto distanciamiento, expresando términos como tristeza y malestar, sobre todo en relación a un informe suyo sobre las consecuencias de los recortes para el museo.

Desde que era muy pequeño he mamado de mi familia que los valores son esenciales para poder vivir, valores como responsabilidad, honestidad, respeto, lealtad... Y son conceptos que intento aplicar en mi vida. La relación con la Diputación es de absoluta lealtad y absoluto respeto. Claro que se plantean diferentes posturas que generan debates, pero no pasa nada más. Ayer mismo (por el miércoles) estuve reunido con la diputada, a petición mía, para hablar de todo esto y la relación es como te digo. Con respecto a la tristeza y los adjetivos que has utilizado, y que vienen en las actas del Comité Ejecutivo expresados así, yo, por una cuestión de responsabilidad, ofrecí a los miembros de este órgano un informe de los posibles riesgos si se sigue adelante con una política de excesivos recortes. Efectivamente, no gustó. Me disculpé si había producido algún tipo de incomodidad pero también dije que era mi obligación hacerlo. Lo extraño habría sido no hacer ese informe.

Y mientras pasa todo, Caja Vital comunica su decisión de dejar de pertenecer a la Fundación Artium.

Esto me produce una enorme tristeza. Caja Vital ha estado con nosotros desde el principio. Respeto al máximo su decisión. Lo que nos toca a nosotros es seguir intentando buscar otros patronos o colaboradores. Pero, viendo el panorama general, hay cosas con las que no se puede luchar cuando hay decisiones ya tomadas. La caja venía avisando desde hace un año de que la cosa estaba muy complicada y aunque hemos intentando varias posibilidades, se ha dicho que no. Pero vuelvo a decir que respeto su decisión y espero que cuando la situación cambie, vuelvan.

¿Pero son formas de comunicar esa decisión a través de un e-mail como desveló la diputada?

Bueno, ese e-mail existe pero todavía no tenemos la comunicación oficial, que es algo esencial para que podamos dar de baja como patrono a la Obra Social de la Caja Vital. Ellos eran los que sostenían la parte educativa del museo, que es algo muy importante para nosotros y que no vamos a descuidar.

¿En algún momento de estos tres últimos meses le ha pasado por la cabeza dimitir?

A ti, a mí y a cualquier persona se nos pasa de todo por la cabeza en un momento dado. Es lo lógico. Pero esas sensaciones que he podido tener no las he tomado en serio. Vuelvo a los valores, en este caso el de la dignidad. Todavía se pueden hacer cosas, todavía no se ha perdido esa capacidad. Mantenemos una programación perfectamente equiparable a las más importantes de este país, nos llegan comunicaciones de otros lugares que nos dicen que lo estamos haciendo bien, y creo que podemos seguir hacia adelante. El museo tiene futuro.

En las últimas semanas se están haciendo públicas, por así decirlo, muchas de las 'vergüenzas' internar del museo, de las reuniones del Comité Ejecutivo y demás. ¿Le molesta esa exposición pública?

Como sabes, intentamos ser un museo absolutamente transparente. Hombre, las cuestiones que se hablan en los órganos de dirección del museo son de ámbito interno y no tiene mucho sentido que ocurran estas cosas. Pero bueno, tampoco me molesta. Lo que no quiero es que se de una imagen falsa de lo que ocurre y no tengo problemas en explicarme, aunque esas cuestiones de las filtraciones no me gustan.

¿En algún momento se ha sentido desautorizado por los miembros del Comité Ejecutivo?

No, no me he llegado a sentir así. Sólo es que la información que se ha trasladado no creo que sea exactamente así, hay ciertos énfasis y ciertas cuestiones que no se ajustan a la realidad. En los cuatro años y pico que llevo en la dirección hemos tenido multitud de reuniones del Comité Ejecutivo donde ha habido debates múltiples y en la mayoría de los casos hemos llegado a acuerdos. En otros casos, ha habido momentos en los que el Comité ha pensando diferente, pero es que eso me parece lógico y normal. El Comité no está para decir que sí a todo lo que propone el director. En todo caso, sería al contrario.

Pero, por poner un ejemplo, la Universidad del País Vasco realiza un informe sobre el impacto económico del museo y la diputada afirma ante sus conclusiones que, bueno, informes se pueden hacer muchos.

Sí, claro que se pueden hacer muchos, lo que pasa es que sólo se ha hecho uno. Es un informe hecho por la UPV, y creo que eso es una garantía importante. Es un análisis que me sorprendió mucho porque puede que no ofrezca las cifras de otros museos monográficos o mediáticos, pero habla de unos números positivos sobre la rentabilidad económica de este museo. Siempre se ha pensado que la cultura es una pérdida de dinero. Pues este informe demuestra que no. La cultura también genera riqueza económica. Es que un 4% del PIB de España viene del sector cultural. De todas formas, siendo ésta una parte importante, lo relevante de la cultura es que nos hace ser una civilización como tal.

En otoño termina su mandato como director, aunque es un contrato que puede ser renovado. ¿Menudos cinco años en lo económico, no?

Bueno, a todo el mundo que está en puestos de dirección o de gestión de cualquier sector le está tocando pasarlo mal. Estoy en una posición en la que puedo llevar a cabo un proyecto cultural pero tengo que dedicar mucho tiempo a, como decíamos al principio, resistir, y eso es evidente que desgasta. Pero eso no quita para que después de estos cinco años siga manteniendo la confianza en este proyecto y la lealtad al museo, a los alaveses y las personas que trabajan aquí.

¿Tiene confianza en renovar?

Eso lo tendrán que valorar otros.

¿Pero qué le dice su fuero interno?

Hombre, yo creo que no lo estamos haciendo tan mal.

Mencionaba ahora a los trabajadores, ¿cómo está siendo la relación humana y profesional con ellos teniendo en cuenta todo lo que ha pasado y lo que queda?

Me encuentro en medio de una situación compleja en este sentido. Lo que he intentado transmitir es que hay que buscar un equilibrio de tal forma que se haga el menor daño posible a las personas. He intentado ser leal con ellos y hemos hecho muchas reuniones y he querido ser muy claro con la situación desde lo del ERE hasta el momento.

De cara al público, los problemas económicos se traducen, por ejemplo, en una exposición menos para 2013, pero sobre todo en una bajada considerable en la agenda paralela del centro. ¿Puede eso alejar a los ciudadanos?

No voy a negar que la menor capacidad de dedicar fondos a la actividad del museo va a afectar. Pero en una situación como ésta tenemos la obligación de plantear nuevas formas de relación con el público. No vamos a hacer dejación de nada, lo haremos de otra manera. La realidad, aunque triste, es que un 75% de los fondos dedicado a las actividades desaparece. Una manera de compensar este tema es vincular las actividades que podamos hacer a las exposiciones, más allá de que hay algunos programas muy consolidados que se van a mantener. De esa forma conseguimos explicar las muestras y a través de ellas la realidad en la que vivimos. Espero que el público no falle. Seguimos teniendo casi mil personas como miembros asociados y unos 100.000 visitantes. Tenemos que trabajar por mantener eso, aún sabiendo que va a ser difícil.

La otra pata de este museo es una colección que no puede crecer a través de compras porque el año pasado se prohibieron las adquisiciones y la medida se ha prorrogado para este 2013. La semana que viene se realiza ARCO. ¿Va a acudir o total para qué?

Tengo intención de ir, desde luego. Uno no puede dejar de formarse y de estar al tanto de lo que está ocurriendo. No acudir es como decir que no hay futuro. Además, no es sólo una cuestión relacionada con la colección sino también de hacer contactos, mirar futuras exposiciones...

¿Pero estamos dejando pasar muchos trenes?

Sí. Es un error el que la colección se quede paralizada. Muchísimos museos en estas crisis, precisamente por las oportunidades que se generan, dedican dinero en estos momentos a comprar. Cuando se vive en bonanza económica, todo es más caro. La colección no puede ser finita, no podemos decir que ha llegado hasta 2011. Hay que tener en cuenta el riesgo que puede suponer un parón así.

El caso de Artium es un ejemplo más de un panorama cultural en Álava que no hay por dónde cogerlo. Hace ya unos años, en una entrevista como ésta, me comentó que la cultura no podía ser la primera pagana de la crisis. Pues no sé si la primera, pero...

Y más en Álava porque se partía de una situación envidiable, ejemplarizante. Eso también me parece una tristeza. Es una pena lo que está ocurriendo en Álava y a la velocidad a la que está pasando. Estábamos en una situación muy importante y está siendo descorazonador cómo se está derrumbando todo. Por eso digo que Artium debe seguir manteniéndose. Al ser casi los únicos, como infraestructura cultural me refiero, tenemos que dar más servicios. Y resulta que tenemos menos dinero. Eso agrava la situación, no podemos hacerlo todo, pero tenemos que intentar responder. De todas formas, sí tengo que decir que el hervor cultural en Álava no está desapareciendo. Artistas hay, gente haciendo cosas hay, y se están buscando alternativas por todos los lados, sean privadas o asociativas. La cultura es imparable a pesar de todo. Lo que pasa es que hay una responsabilidad de lo público y esa es la parte que se está desmoronando.

¿Cree que la gente va a separar la situación económica del museo con lo que puede aprovechar de él?

Hay muchos mensajes interesados en mezclarlo todo y darle sólo importancia a la parte económica. Prefiero pensar que la cultura es un servicio público. ¿Cuánto cuesta un estudiante en la universidad? ¿cuánto cuesta un paciente? Son derechos y con este tipo de cosas hay que tener mucho cuidado cuando se hacen determinados planteamientos.