En Nacional 7 (2000) Jean-Pierre Sinapi se adentró en la resbaladiza cuestión de las graves dificultades que sufren personas con discapacidades físicas para satisfacer sus deseos eróticos, sus necesidades sexuales. Era un filme ácido en algunas fases, a menudo al borde de la incorrección política. Oportuno y discreto, su recuerdo mantiene viva la figura de un director que ahora sólo parece encontrar oportunidades en el mundo de la televisión. Doce años después, Hasta la vista encara la misma cuestión, quizá con menos mordacidad pero con parecida beligerancia. Atenta a esa voluntad "normalizadora" Enthoven plantea un viaje iniciático, un periplo hacia una tierra prometida. Son tres Ulises en busca de Itaca, una Itaca habitada por prostitutas de altas caricias y ninguna pregunta que les aguarda al final del recorrido.
Sin falsas moralinas y protegido con el neopreno de la comedia, Enthoven construye un filme amable, una historia que parecería colarse por la grieta abierta por Intocable, en cuanto que dignifica y visibiliza a unos protagonistas anclados por sus discapacidades. Nada nuevo toda vez que ese tema suele dar altos dividendos en taquilla cuando el cine lo toca con amabilidad y cierta irreverencia.
En su haber, Enthoven sabe que lo mejor de su trabajo descansa en la solvencia actoral de sus intérpretes. De hecho, en los instantes postreros, cuando ese cielo que buscan estos tres amigos decididos a cumplir sus sueños húmedos se hace más o menos real, el cineasta no puede evitar aportar un plano en el que se ratifica, por si alguien creyera lo contrario, que las discapacidades de sus personajes no son reales sino recreadas.
Nacido en Bélgica, en 1974, la carrera de Enthoven le ha visto moverse más en el formato televisivo que en el cinematográfico. Lo que no impidió que con este filme ganase en un festival como la Seminci vallisoletana, lo que también es una manera de evidenciar cuáles son las mimbres que sostienen su naturaleza. A saber: positivismo, sensibilidad por temas de esos que califican como Derechos humanos, un barniz de calidad y una ortodoxia narrativa. En lo mejor, el filme consigue instantes de veracidad; en lo peor, casi siempre todo lo que acontece por previsible se desmorona.
Dirección: Geoffrey Enthoven. Guion: Pierre De Clercq, basado en un argumento de Mariano Vanhoof Intérpretes: Robrecht Vanden Thoren, Gilles de Schryver, Tom Audenaert, Isabelle de Hertogh y Kimke Desart Nacionalidad: Bélgica. 2011. Duración: 115 minutos