Vitoria. Sexta entrega. BakeaSormena llega a su ecuador. Doce serán al final los capítulos que escriba este ciclo impulsado por Porpol para acercase, de la mano de creadores locales, a experiencias internacionales en la que la cultura se aplica a la resolución de conflictos, todo ello desde un espacio tan singular para la representación como las cocheras del Palacio Escoriaza Esquível, espacio que también juega su papel ya que se está transformando con el paso de los proyectos. Y en esta mitad, en este momento donde el principio está a la misma distancia que el final, Ernesto Esparza es quien toma el relevo hoy y mañana. Lo hace para introducir a quien quiera acompañarle, desde las 20.00 horas y con entrada gratuita en ambos casos, en la labor de The Budhan Theatre, compañía india cuya labor se centra en sacar del ostracismo a tribus como los Chharas a través del teatro.
Esta comunidad tiene, cuando menos, una historia peculiar. Nómadas indígenas de la región de Punjab, sus integrantes pasaron de ser "tribus no-reconocidas" a ser "notificadas" por una resolución del gobierno colonial británico, siendo confinados en una colonia llamada Chharanagar y rehabilitados a través del trabajo industrial y agrícola. En 1952, tras la derogación de la ley que marcaba su camino, fueron liberados del campo de trabajos forzados que había sido su prisión durante las cuatro décadas anteriores para ser re-ubicados en las afueras de Ahmedabad. En la actualidad se puede encontrar en toda India una población de 60 millones de personas entre las denominadas "tribus no reconocidas". Desde 1998, Budhan Theatre ha hecho teatro de calle para crear conciencia sobre la condición de esta gente con el objetivo de demostrar que los Chharas no son criminales natos, sino seres humanos con emociones, capacidades y aspiraciones.
"Ni por asomo, ni por un segundo, se me ocurre alcanzar a comprender las claves de este conflicto. No puedo, ni quiero. Me da pudor", explica Ernesto Esparza. Y es que su intención no es la de tratar de describir o profundizar en la acción artística de la compañía india o de la problemática que trata en su día a día, sino tomar una parte de lo que le sugiere esa situación para que después sea cada uno el que se acerque al todo. "Lo que me propone BakeaSormena es algo muy alejado a lo que yo suelo hacer normalmente, al trabajo creativo que desarrollo, por eso me está costando mucho, me está dando muchos quebraderos de cabeza, pero al mismo tiempo, y precisamente porque es un reto, me encanta porque me tiene espabilado".
Esparza ya ha participado, en su faceta de público, en este ciclo que arrancó con el comienzo de octubre. Lo ha hecho en dos ocasiones. "Como espectador me parece una idea muy interesantes, pero como parte activa, me preocupa", apunta. Aún así, ha encontrado su referencia. "Pensé que estamos hablando de personas que son lo menos de los menos, pero son; así que he buceado en mi obra para encontrar lo más pequeño, lo que casi no se percibe pero es".
El encuentro ha sido en este caso con una palabra, que juega ahora el papel de escenario a partir del cual se ha montado una obra de unos 15 minutos en la que lo teatral y lo musical se compaginan. Y para ello, este artista conceptual se hace acompañar por la actriz Carmen San Esteban y el músico Jimmy Bidaurreta. Ambos son el vehículo. Igual que el espacio, esas cocheras en pleno proceso de transformación que "me están dando más de un quebradero de cabeza, me estoy peleando mucho con el sitio; es un lugar muy rico porque corre muchos riesgos", dice Esparza y en su cara se puede ver tanto el disfrute por el reto como el nerviosismo ante los problemas que se pueden plantear. La creación, al fin y al cabo, es también conflicto.
Como en las cinco ocasiones anteriores, y como sucederá en las restantes, los dos encuentros preparados hoy y mañana servirán para ver la acción diseñada, conocer más de cerca el proyecto internacional al que se hace referencia, y poder intercambiar ideas entre todos los presentes en las cocheras.
"El arte también tiene sus sectas o tribus", apunta el creador, quien reconoce que "yo soy el primero que vive entre conflictos". Conceptos que Ernesto Esparza reúne para afrontar una aventura en la que se siente intranquilo, aunque ahí esté lo bueno.