Murcia. El escritor cacereño Javier Cercas acaba de publicar su última novela, Las leyes de la frontera (Mondadori), una historia sobre la figura de un delincuente juvenil de los años 80 en la Gerona de finales de la dictadura franquista. De este modo, tras ubicar Soldados de Salamina en la Guerra Civil española y Anatomía de un instante en el 23-F, Cercas, opta por situar su último libro, sobre todo la primera parte, en la Catalunya de finales de los 70.
Las leyes de la frontera aborda la figura de un quinqui adolescente en la Gerona de finales del franquismo, una historia contada desde la perspectiva de Cañas, un joven de clase media que, en su adolescencia, formó parte de la banda del Zarco. Veinte años después y convertido en un abogado de prestigio Cañas lo defenderá e intentará sacar de la cárcel. El trío de protagonistas se completa con Tere, otra quinqui adolescente de la que Cañas se enamora.
Y es que, como él mismo confiesa, "siempre me interesaron los chavales violentos de mi época, siempre formaron parte de mi vida, pese a que toda aquella subcultura quinqui no perteneciera a mi propia cultura". Cercas explica que lo que ocurrió con esa subcultura, formada por una corriente de música, películas, libros y reportajes de prensa, generada desde finales de los 70 a los 80, "es que convirtió de una manera intensa a algunos de esos delincuentes juveniles en verdaderos mitos. Sin embargo, todo aquello desapareció muy rápidamente y nunca más se volvió a hablar de ello ni hacer películas".
Así, cuenta que cuando terminó de escribir Anatomía de un instante acudió a una exposición en Barcelona sobre quinquis de los 80. "Había en las paredes un buen número de retratos de jóvenes, chavales que habían acabado todos muertos, sobre todo por la violencia y la heroína, que fue la verdadera guerra de mi generación".
Esta muestra actuó de detonante de su última novela, un detonante generado por un montón de imágenes que le conmovieron mucho y le hicieron preguntarse, "¿por qué esos chavales habían muerto tan jóvenes y yo no?".
Su protagonista, el Zarco, encarna a aquellos delincuentes juveniles que tan populares se hicieron en los 80 y que provocaban admiración y terror al mismo tiempo. "Es un personaje complejo, idealizado durante buena parte de su vida porque fue visto como un auténtico Robin Hood que robaba a los ricos para dárselo a los pobres".
Pero lo que encuentra el lector de Las leyes de la frontera es precisamente una desmitificación de esos jóvenes, es decir, su personaje central, el Zarco, actúa como un antihéroe. "Ha vivido una vida intensa, pero al mismo tiempo malograda, posee cierta dignidad y grandeza, pero, al fin y al cabo, es solo un pobre chaval que ha tenido pocas oportunidades en la vida".
Otro de los personas protagonistas, es Cañas, un abogado de prestigio que, en su juventud, formó parte de la banda del Zarco. El libro está contado principalmente desde la óptica de este personaje, quizá porque finalmente "es el protagonista de todo y porque es el punto de vista que más me interesaba", apunta el autor.
El trío de protagonistas se completa con Tere, una quinqui adolescente que tiene una singular relación con el Zarco y con Cañas.
Igualmente, confiesa que el personaje de Tere "se fue apoderando del relato conforme lo escribía, hasta el punto de erigirse como la figura principal, incluso por encima de Cañas". La joven se convierte en el punto de unión entre los dos lados de la frontera, el del Zarco, es decir, el lado de los marginados; y el de Cañas, el mundo de la justicia y el progreso.
"Es posible que el centro de la novela, el punto más importante de esta historia, que no es más una historia de amor a tres bandas, guarde una relación con esto, ya que para Tere, Cañas no es más que su gran posibilidad de abandonar el lado de allá de la frontera", matiza Cercas.
Se podría decir que el personaje de Tere se convierte en la pregunta fundamental de la novela: ¿Existe alguna posibilidad de que los que han nacido en el lado de allá, es decir el de los perdedores y marginados, el lado del Zarco, puedan de alguna manera redimirse para pasar al lado de acá, al lado de Cañas?
La novela podría transcurrir en cualquier parte, "porque la frontera física y moral que separa los dos lados, el lado de allá y el de acá, existía en todas las ciudades". "Al final, la literatura consiste en convertir algo que sucede en una parte en universal", subraya.