Madrid. El irlandés John Banville es un eterno candidato al Nobel, aunque ya posee los galardones más importantes, pero sobre todo está considerado como uno de los mejores autores en lengua inglesa. Ahora publica Antigua luz, una novela sobre las trampas de la memoria, con la que quiere que "el mundo se sonroje".
Y es que Banville (Wexford, Irlanda, 1945), que se convierte en Benjamin Black cuando escribe novela negra, otra de sus pasiones y de gran éxito, explicó ayer a Efe, que el trabajo del artista consiste en "concentrarse mucho en el objeto con el que se trabaja, hasta que brille, tenga luz y haga, a quien lo aprecie, mucho más vulnerable y se sonroje". Eso es lo que le pasa al protagonista de Antigua luz, la nueva novela que Banville publica en España y Latinoamérica con Alfaguara, un actor de teatro retirado, que a raíz de un suceso, rememora el tórrido y sexual romance de verano que mantuvo con la madre de su mejor amigo. Una novela sobre lo peligrosa y traicionera que resulta la memoria, escrita por este autor, literariamente bipolar, en una narración bellísima y muy erótica, hasta el punto que parece que el autor hace el amor con las palabras, por la intimidad que mantiene con ellas. "Crear ficción es en cierto modo erotismo", dice. Y añade: "Amo el lenguaje y trabajo frase a frase, cuidándolas hasta el extremo, el resto se cuida solo; quiero decir que los personajes, la trama, los diálogos van por su propia cuenta. Surgen solos", argumenta el autor de El Mar, premios Booker e Irish Book Award.
Antigua Luz discurre por una especie de vigilia o duermevela, una suerte de realidades, recuerdos y sueños, que se van entrecruzando por una narración en la que los hombres son más débiles y vulnerables que las mujeres. "Los hombres tienen miedo a las mujeres porque ellas tienen el secreto de la reproducción. Las mujeres tienen poder sobre los hombres porque ellos necesitan la iluminación, el conocimiento, pero son criaturas torpes, que solo pueden pensar en el sexo", subraya el escritor.