LOS ÁNGELES. "No lo estoy para nada", dijo el intérprete de 28 años. "Tampoco sé exactamente lo que me espera, así que voy a procurar tomármelo con calma y divertirme; esto es una aventura y un gran viaje, pero estoy nervioso por ver las reacciones de la gente a la película y a mi personaje. Nervioso y entusiasmado a la vez. Quiero aprender las lecciones que se presenten", añadió.

Esta nueva versión del superhéroe arácnido, desde el próximo martes en la salas de EE.UU., llega cinco años después de que Sam Raimi estrenara la tercera parte de la saga original sobre el personaje -entonces con las facciones de Tobey Maguire-, que recaudó unos 1.900 millones de euros en todo el mundo.

Ahora, de la mano de Marc Webb ("500 días juntos") y con un reparto estelar donde aparecen Emma Stone, Rhys Ifans, Denis Leary, Campbell Scott, Martin Sheen y Sally Field, un adolescente Peter Parker (Garfield) descubre los motivos por los que fue abandonado por sus padres siendo un niño, al mismo tiempo que su vida da un giro total cuando adquiere sus poderes.

"Lo que más miedo me daba era la inmensidad del proyecto. Me hubiera sentido mucho más cómodo y menos expuesto con una versión 'indie' de Spider-Man, pero es una película enorme", afirmó el actor. "Es un personaje adorado por millones de personas y quería hacerle justicia. Trabajé al máximo de mis posibilidades", agregó.

Su implicación fue total. Garfield, que se considera fan absoluto del personaje, era muy consciente del reto que asumía.

"Era Spiderman 24 horas al día, siete días a la semana. No me podía escapar de él. Me fascina y me preocupo por él, así que me metí de lleno. Fue una experiencia mucho más intensa de lo que esperaba. Hubo también momentos divertidos -admitió-, pero casi todo el tiempo fue trabajo y dedicación".

Parker, criado por su tío Ben (Sheen) y su tía May (Field), pasa de enfrentarse a los abusos de sus compañeros en el instituto a trepar por los edificios de Nueva York mientras se enamora de Gwen Stacy (Stone), la hija de un capitán de policía (Leary) que se ve sorprendido por la irrupción pública de Spider-Man y de su peligroso enemigo, The Lizard.

El personaje se reinventa y parte de cero en esta entrega igual que lo hará Superman en "Man of Steel" en 2013 debido al éxito de los proyectos de este estilo en los últimos años, pero hay quien sostiene que es demasiado pronto para el nacimiento de otra franquicia de Spiderman.

"Como fan que soy, estaba entusiasmado cuando supe que iban a rodar más películas. Para mí no es cuestión de pronto o tarde porque prefiero pasar tiempo con el personaje, pero no puedo controlar las opiniones de todo el mundo", declaró.

Y para diferenciarlo más si cabe de esas películas de Raimi se apostó por incidir en lo que supone para Parker ser huérfano, de forma que el proyecto toma un cariz más personal y oscuro, aunque con la espectacularidad -3D incluido- que se le presupone.

"Afronté el personaje con ojos frescos. Borré de mi mente encarnaciones anteriores y decidí tomar mis propias decisiones", declaró Garfield, quien se sumergió "emocional y psicológicamente" en la mente de un personaje que creció sin el apoyo de sus padres.

"No es un accidente que se convierta en una especie de padre para la ciudad", declaró.

Junto a él -también fuera del plató, ya que son pareja en la vida real- estuvo en todo momento Emma Stone, una actriz que Garfield define de esta forma: "Es fantástica y profunda. Tiene alma y luz. Tiene todas las facetas que quieres ver en una pantalla de cine".

Gwen Stacy es el primer amor de Parker. Su primera conexión real con el mundo que le rodea. Y la única persona en el mundo que acabará por conocer su identidad real.

Al final, es el factor humano lo que llevó a Garfield a aceptar el papel.

"Me interesan las personas y sus comportamientos. Cómo superamos los problemas, los demonios personales y los retos para ser aquello que podemos llegar a ser. Es emocionante ver cómo alguien logra alcanzar su máximo potencial", finalizó.