Cannes. El italiano Mateo Garrone ha pasado de la mafia napolitana de Gomorra al Reality, con una burla elegante y cáustica de las ilusiones vanas que crean este tipo de programas televisivos mediante "una fábula que mezcla la realidad y el sueño".
Así lo explicó ayer Garrone en Cannes, donde también se vio en la sección oficial Paradise: Love, una historia no menos crítica, dirigida por el austríaco Ulrich Seidl. El filme de Garrone -el único italiano en competición-, es una historia centrada en los sueños de un hombre normal, Luciano, que se obsesiona con la posibilidad de entrar en Gran Hermano y dar así un giro a su vida. Una película que homenajea a las grandes comedias italianas, pero con un punto más amargo, en el que televisión es mostrada "como si fuera Eldorado, un paraíso terrestre", a través de la cual el protagonista "intenta cambiar su vida y su destino", explicó el realizador. Una historia inesperada tras la dureza y el tremendo realismo de Gomorra, con la que Garrone se llevó en 2008 el Gran Premio del Jurado de Cannes. "Después de Gomorra buscaba un tema que estuviera a la altura, que fuera sólido. Y no me di cuenta de que así, iba hacia la catástrofe. Tras cierto tiempo a la búsqueda de un tema potente, me encontré con una pequeña historia en Nápoles y pensé que podía hacer un cuento simple, que pudiera ser la metáfora de otro tema". El resultado es Reality, una película "sin espíritu de crítica", que busca entender a unos personajes que quería presentar "con calor y amor para denunciar un hecho social". Situada en Nápoles, la cinta se centra en Luciano, un pescadero que tras hacer, por casualidad, una prueba para entrar al programa Gran Hermano, se obsesiona de tal modo que entra en una espiral de locura que le hace olvidar todo lo que hasta entonces era su vida. Un personaje estupendamente interpretado por Aniello Arena, actor aficionado que comenzó a hacer teatro en la cárcel de Volterra (Pisa) en la que está internado desde hace 20 años.
Por su parte, Paradise: Love, de Ulrich Seidl, quiere "retratar de la forma más honesta posible" el "aislamiento que sufren las mujeres en Occidente a partir de cierta edad". Cuenta la historia de Teresa y de otras mujeres que viajan a Kenia buscando relaciones sexuales con jóvenes locales. Mujeres explotadas en sus países de origen, que pasan a ser explotadoras en el lugar de vacaciones y que se aprovechan de jóvenes, que a su vez también sacan un beneficio económico de esa relación.