La nueva política cultural en Álava se centra en la negación del proyecto de participación democrática y co-gestión con la Asamblea Amarika, la drástica reducción de presupuestos para Artium, el cierre no explicado de Krea a punto de inaugurarse y una profunda remodelación cultural y a la baja en Vitoria (sarcásticamente ahora llamada Green Capital) en donde se ha eliminado hasta la concejalía de Cultura.
Ha sido la nueva diputada de Cultura, Iciar Lamarain quien ha puesto cara a los recortes culturales en Araba /Álava. La nueva diputada optó por negar un necesario diálogo, por dar la callada por respuesta a la Asamblea Amarika y ahora ha actuado adoptando la actitud del “yo dispongo sin atender razones”. Así, anula la condición comunicativa que debería estar inserta en el ámbito público de la cultura. Ha actuado, desde una posición de fuerza tal, que significa no querer conocer la visión general y la perspectiva de quienes han mantenido un contacto estrecho y continuado con la situación artística del territorio.
Con ello cierra un ciclo de cuatro años de colaboración con la Asamblea Amarika, caracterizado por la gestión compartida y la participación, la gestión de la salas por el arte local y una brillante etapa de apoyo al arte joven y contemporáneo.
Retrocedemos con esta manera de entender la cultura y con estas decisiones a hace más de 10 años. Su imposición significa no querer conocer los lazos que unen lo artístico con otros campos culturales y las conexiones de nuestra provincia con otros territorios, lugares (ciudades, comunidades) y proyectos (centros de arte, iniciativas, etc.) forjados durante todo este tiempo. El gran recorte se hace escudándose en una crisis económica que la ciudadanía no ha creado y que como siempre paga la cultura.
Se tira por tierra la actividad de co-gestión o de pro-común de diferentes espacios expositivos. La diputada del PP no está de acuerdo con que la cultura se democratice y sea participada por los ciudadanos. La diputada ha dejado claro que no financiará “estructuras paralelas” ofreciéndonos así una corta visión de la necesaria corresponsabilidad y de la participación ciudadana. Cree que Asamblea Amarika es una empresa cultural. Confunde empresa con colaboración y participación desinteresada sin ánimo de lucro.
Durante estos años y desde el entorno del arte en Álava ondeaba la preocupación sobre si la gestión compartida valía, entre otras cosas, para precarizar la creatividad y la situación de los y las artistas, pues las congelaciones y recortes de las cantidades asignadas eran las mismas desde hacía cinco años y sufríamos cada año más y más recortes. Pero se aguantó y se participó.
Es lamentable que se olvide que las personas creadoras o artistas también comen, se derribe el trabajo desinteresado de tantas personas, de tantos artistas locales, y que además no se dé valor, ni se pregunte al menos su opinión. Pues la decisión de la diputada ha sido totalmente unilateral. De nuevo, como en antaño, tal y como ha expresado la señora Lamarain se llevará a las personas creadoras a llamar a la ventanilla “para ver si es aceptada” la cultura por una persona de la institución.
La diputada piensa que participación democrática es “externalización” y en un curioso juego de palabras, por no adjetivarlo de otra manera, ella y la corriente política que representa, por otro lado campeones de la externalización de las tareas públicas durante los últimos años, olvidan que fueron ellos y precisamente ellos con su política cultural en las instituciones los que permitieron el desprendimiento de su carácter público y dieron pié a modelos de producción cultural basados en la banalización de los discursos. Ahora se nos presentan como los adalides defensores de lo público. No es creíble. Hay mucho grado de perversión en este enfoque de la actividad cultural cuando dice que ahora todo se hará “desde la institución”, porque lo que la diputada del PP nos ha descubierto con sus intenciones es cómo pretende, amparada en la crisis, hacer que la institución vaya pasando poco a poco a ser el espacio privado del poder, la herramienta que permite trabajar con las manos libres desde lo público pero sin tener que mirar de frente a la vida pública y muchos menos, dialogar con ella. La diputada se ha abonado al recurrente club de que “cómo hay crisis, mi política cultural será la de la congelación y el recorte de recursos” y anuncia su política cultural como promoción turística y desea confundir arte con réditos económicos.
El problema es que su política hace retroceder y paraliza importantes y avanzadas experiencias participativas e ilusiones democráticas.
Su anunciada manera de entender la cultura no está a la altura del trabajo desarrollado, pues no lo tiene en cuenta. Pero no porque éste no haya sido brillante, que sí lo ha sido, sino porque no está de acuerdo con las políticas de colaboración, corresponsabilidad y participación democrática y así elimina la gestión participativa. También lo que ha supuesto durante estos años el esfuerzo de las personas de la Asamblea Amarika y cómo desde el principio todas ellas vieron la necesidad de construir una asamblea lo más integradora y representativa posible. Si algo caracteriza a la Asamblea Amarika es su aspecto no lucrativo, de asamblea siempre abierta en todas las tomas de sus decisiones y abierta en esas decisiones a toda persona creadora que en ese momento se encuentre en la asamblea. También su esfuerzo por motivar y recoger la mayor presencia de la comunidad artística. Algo que es la primera vez que ocurre en Álava y que no se puede perder.
Evidentemente, la diputada tiene la capacidad de acabar con este bagaje y con todos estos procesos de participación democrática. Una sola persona, una, por sí sola, puede tirar por tierra todo un esfuerzo colectivo. Es una capacidad que le otorga un sistema con claro déficit democrático y que evidentemente hay que modificar.
La próxima edición de Inmersiones será la número cuatro. Con Inmersiones se puso en marcha este proyecto hace cuatro años. Son incontables los artistas que han pasado durante este tiempo, como lo son las relaciones a las que ha dado lugar y la energía creativa que ha provocado. Son muchas las publicaciones llevadas a cabo, las conexiones establecidas, las experiencias generadas y las que aún quedan en marcha... Será fantástico que la próxima edición de Inmersiones sea una fiesta y una clara reivindicación en la que quede nuevamente patente el compromiso ciudadano con el arte y con la cultura que existe en nuestra comunidad y que ahora se quiere dilapidar.
Asamblea Amarika entiende que el recortazo en nuestro territorio no es una visión política y particular de Álava, sino un ataque que se suma y en toda regla al futuro del arte y de la cultura, al igual que ocurre en infinidad de otros ámbitos del Estado. Desde esa comprensión creemos que es necesario dar una respuesta colectiva lo más amplia posible, por lo que os invitamos a sumaros a este comunicado y a que lo difundáis en todas las redes posibles.