MADRID. Los restos mortales del motorista ya están en su Italia natal. Su familia, su novia y su inseparable colega Valentino Rossi han viajado en el mismo avión en el que sin duda es el viaje más duro de sus vidas. Poco a poco se van conociendo más detalles sobre cómo vivieron sus seres queridos esos 45 interminables minutos de incertidumbre en los que Simoncelli todavía se debatía entre la vida y la muerte. Cuando a Kate le comunicaron la terrible noticia rompió a llorar y solamente era capaz de repetir: "Dime que no es verdad, dímelo".
Miembros de la escudería y periodistas trataron de consolar a la joven, rota de dolor al ver cómo en una curva había perdido al sin duda había sido para ella "el amor de su vida". Juntos vivieron una preciosa historia de amor que duraba ya más de cinco años. El piloto estaba perdidamente enamorado de su chica y ni la fama ni los viajes hicieron mella en su relación.
Cuando ella no le acompañaba a los circuitos, el propio Marco sacaba sitio de donde podía para poder pasar todo el tiempo posible junto a su novia. Poco después ella entró a formar parte del equipo y se convirtió en la joven que le tapaba del sol con una sombrilla antes de cada carrera.
El premio de Sepang no fue una excepción y allí estaba Kate, mirando a su novio mientras este publicitaba su nueva web, que gestionaban juntos. Probablemente fuera ella la que escuchara las últimas palabras de Marco. Ahora esa web es el recuerdo vivo del piloto, en donde se pueden dejar mensajes de condolencia.