VALLADOLID. No es infrecuente la temática nazi y el holocausto judío dentro del Festival de Valladolid, que tradicionalmente ha gozado de buena aceptación como ha sido el caso de W ciemnosci, de la polaca Agnieszka Holland, proyectada AYER junto al último filme de los hermanos Dardenne, Le gamin au vèlo. Gran Premio del Jurado en la última edición de Cannes, los belgas Jean-Pierre y Luc Dardenne han regresado a Valladolid -estreno en España- con una nueva entrega de su realismo social, siempre cargado de dureza pero en esta ocasión de una forma más contenida.

"No hemos pensado nunca que nuestras películas fueran pesimistas, duras sí, pero no pesimistas. Debe ser verdad que esta es menos dura cuando nos han dicho en más de una ocasión que tiene un final abiertamente más feliz", dijo Jean-Pierre Dardenne durante una rueda informatva.

Ciryl es un niño de once años que, recluido en un centro de menores de Bélgica porque su padre ni puede ni quiere sacarlo adelante, emprende una veloz carrera contra el destino cruel que presagia su situación.

"Siempre hemos tenido como protagonistas a los marginados de la economía liberal, pero ahora no queremos hablar de la crisis porque no es nuestro terreno y además resultaría un poco largo", reflexionó Luc, el pequeño de los Dardenne, viejos conocidos del Festival de Valladolid, donde se presentaron en 1996 con La promesa, que ganó la Espiga de Oro de largomerajes.

Cyril, el personaje de Le gamin au vélo"(El niño de la bicicleta) gana la batalla a su negro destino al tropezarse con una joven peluquera decidida a apostar por él, sin que los guionistas y directores hayan querido desvelar de forma expresa las razones de ese amor filial.

Otro drama, en este caso elevado al rango de tragedia, ocupa el filme que ha presentado, también con una buena acogida, la realizadora polaca Agnieszka Holland con W ciemnósci"(En la oscuridad), donde revive un episodio de la persecución nazi sufrida por los judíos en la II Guerra Mundial dentro de la ciudad de Lvov (Polonia).

Basada en sucesos reales, la película narra los avatares de un grupo de judíos que milagrosamente salvan la vida después de vivir ocultos durante catorce meses en una infecta red de alcantarillado, con la connivencia de un polaco, Leopold Sacha, quien les ayudó primero por dinero y luego por humanidad.

Al lado de directores experimentados, el israelí Joseph Madmony cerró la jornada de proyecciones a concurso con su ópera prima, Boker Tov, Adon Fidelman (Restauración), ambientada en Tel Aviv.