hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes. En cuestión de planes, cualquier administración mantiene una relación de amor-odio con el calendario. Lo que comenzó en mayo de 2008 como una idea lanzada por el edil de EA Antxon Belakortu es aún un castillo en el aire. Las almenas, dibujadas. La intención, de nuevo fortificada. Pero el tiempo... "En los próximos meses", fue la última mirada del alcalde, Javier Maroto, a la lluvia de números del almanaque.
Tras algunos titubeos, el primer edil ha mostrado una actitud reforzada a una iniciativa que la entente EA-PSE comenzó a apuntalar en la pasada legislatura municipal, una disposición que llegó a vislumbrar el inicio físico del proyecto en 2009, pero que volvió a disiparse. Desde 2008, se reserva una partida anual de 120.000 euros, y existen reservas de 750.000 para 2012 y de otros 630.000 para 2013. "El euskera es sagrado para mí, y por eso no se va a tocar. Es una pieza importante en Vitoria y creo que, a pesar de la crisis, debemos buscarle un espacio más importante que el que hay ahora. Nosotros dijimos que el Gasteiz Antzokia tal y como estaba definido, con un coste de cuatro millones de euros, no se puede hacer. No tenemos ni el dinero ni la ubicación. Pero sí quiero impulsar este proyecto porque me lo creo".
Un presupuesto "acorde". Una ubicación "alternativa". Son algunas de las llaves de Maroto para un proyecto que no duda, sin embargo, en la necesidad de complicidad e implicación de los agentes sociales, del mundo euskaldun, en su consecución. Un proyecto impulsado por la institución, como sucedió en su homónimo bermearra, pero gestionado exteriormente. Un proyecto que combine propuestas culturales con una hostelera que equilibre su probable realidad deficitaria, como sucede en buena parte de los casos de equipamientos similares.
Un proyecto que ya cuenta con un diseño conceptual, tras encargar -30.000 euros- a la empresa de asistencia técnica Append el estudio de viabilidades, y haberse analizado la realidad de 110 espacios de corte similar -Euskal Herria, Cataluña, Francia...- en un catálogo de buenas prácticas que ya manejaron diferentes equipos de trabajo. Conciertos, teatro, un estudio de grabación musical y de radio, proyección de cine, muestras... Ingredientes, todos ellos, de un espacio que barajó la capacidad de medio millar de personas, abierto a la cultura del pote y la oferta de restaurante...
Los mimbres de la cesta están trenzados. Tras calificarlo en la pasada legislatura de proyecto "muy verde" y negar conocerlo en los comienzos de la presente, el juego de contraprestaciones presupuestarias -esos otros números que acompañan a los del calendario- ha hecho virar la opinión del equipo de gobierno, que muestra ahora consenso, junto al resto de grupos, en la necesidad de este proyecto para la capital alavesa.
Para una Gasteiz que, tres años después de esa primera piedra conceptual, sigue apostando por el euskera más allá de este más que posible futuro vértice social, con un amplio grupo de personas -tanto desde lo privado como desde lo público- empeñado en muscular y desarrollar la cultura euskaldun en sus más diversas formas y fondos.
Un grupo que parte de la misma palabra, musicada en la improvisación por una Arabako Bertsozale Elkartea cada vez más activa, recién estrenado su campeonato intercuadrillas. Palabra que se lee y se analiza en el Irakurle Kluba. Palabra que se extiende, con vocación de encuentro normalizador, a través de programas como Mintzalaguna. Palabra que, claro está, también es música, como la que cultivan cada vez más grupos euskaldunes en la ciudad, con la multidisciplinar escena de Parral Taberna -hay muchas más- como uno de sus principales baluartes, con Hala Bedi como su altavoz, con Talde Gune como uno de sus locales de ensayo de referencia. Música con sabor a raíces percusivas la que difunden desde Txalamako Txalaparta Elkartea. Música con sabor a cancionero e historia la que cantan a viva voz los miembros de Gasteiz Kantuz. Música con sabor a encuentro multitudinario la que organizan desde la asamblea universitaria para el primaveral Arabakatada. Música, emparentada con dantza, la que se enseña en la Academia Municipal de Folklore, la que confluye en los encuentros de Algara y Jare Dantza Taldea.
El proyecto del Gasteiz Antzokia sueña con un euskera que se funde, pero que ya desde hace mucho tiempo ya se difunde y se enhebra en multitud de proyectos e iniciativas. Se encargan de ello Geu Elkartea, Indarra Euskal Kultur Elkartea, el Gaztetxe, Auzolan/Egin Ayllu, Euskharan o plataformas como Euskaraba.com y Aiaraldea.com, combinando impulso, divulgación y expansión, una voluntad cuyo cuajo muestran los euskaltegis. Como sucede a menudo, estos no son todos los que están, pero sí que están todos los que son.
Porque muchos son anónimos, y con su trabajo callado contribuyen a que la semilla encuentre cada vez más sustrato por el que extender sus raíces. Y otros -todo lo contrario- encuentran en su difusión multitudinaria la clave para conectar con el público, mientras a la par disfrutan de un parcial anonimato. Karmele Jaio, Iban Zaldua, Patxi Zubizarreta, Bernardo Atxaga, Mikel Urdangarin, Betagarri, Idoia Zabaleta... Algunas de las firmas de referencia de la cultura euskaldun habitan entre nosotros. Y son habituales de otros kafe-antzoki del entorno, de otros centros neurálgicos de la cultura euskaldun, en su más amplia acepción, a rítmicos golpes de calendario.
En el que nos viene, la responsable del servicio de Cultura, Encina Serrano, muestra guiños, como la voluntad de alcanzar un 25% de piezas en euskera dentro de la programación teatral municipal. Y también ratifica la disposición de Maroto a este nuevo espacio, que pese a apuntar en sus inicios a El Campillo y, posteriormente, otear al Banco de España en desuso, a propuesta de Bildu, parece buscar ahora una nueva ubicación en las intenciones del gobierno. Alejarlo del Casco Viejo sería, a buen seguro, un error estratégico. Perder todo el terreno ganado, todos los cimientos de contenido dispuestos ya para su continente, un despilfarro de dinero y calendario. El euskera busca su centro. En el centro. Un espacio para hacer converger muchos. Una pequeña joya para brillar -inskripzio polit batekin- en esta tierra de anillos. Gasteiz Antzokiak aurrera jarraitzen du.