Vitoria. No todos los días son fiesta. Pero, poco a poco, todos los meses cuentan ya con su particular muesca en el abono de festivales que preside la agenda. Todavía envueltos en resaca televisiva y dispuestos ya ha dejarse conquistar por la semana mágica, los gasteiztarras otean en un horizonte aún un poco lejano uno de sus recuperados encuentros culturales, Cortada, que volverá a encontrar al espectador con las historias audiovisuales más breves en el ecuador del mes de noviembre. Para ello, el certamen alavés abre ya su plazo de presentación de trabajos a concurso, que finalizará el próximo lunes 17 de octubre.
Hasta 6.600 euros en premios se repartirán en esta nueva entrega del encuentro con el cortometraje, que, tras su momentánea desaparición, se volvió a recuperar hace unos años desde el programa Kultur Campus de la universidad alavesa, aportándole además un plus paralelo que añade a las proyecciones una gala de clausura y entrega de premios, en forma de fiesta, en la que la música en directo de calidad se convierte en protagonista anexa del cine, retroalimentando los cinco días de cine.
Cine en corto que abre su participación a todos aquellos realizadores de esta distancia audiovisual nacidos o residentes en el Estado español, que podrán presentar al certamen películas en formato de 35 milímetros (cine) o de vídeo digital, tanto mudas como con sonido incorporado, siempre que éstas hayan sido producidas con posterioridad al 1 de septiembre del pasado año 2010, ya que se busca savia nueva de celuloide.
Cortada -al margen de su apoyo musical- centra su mirada en ese cine de gran elaboración pero breve duración, un límite que sitúa las cintas a concurso en un tiempo que no debe superar los veinticinco minutos. El límite desaparece en el capítulo de presentación de trabajos, ya que cada autor podrá enviar cuantas piezas desee al certamen alavés, siempre que éstas cumplan las citadas bases.
A partir de ahí, tras la recepción de los trabajos, comenzará la labor del entramado del festival, donde se establece una sección oficial a concurso. Un comité de selección elegirá, entre todos los cortometrajes recibidos, aquellos que formarán parte de la citada competición, y ese grupo de obras será la que opte finalmente a los premios otorgados tanto por el jurado oficial como por el público de Cortada.
Los galardones se dividirán en un podio inicial que resaltará la mejor película con 2.000 euros, la segunda con 1.200 y la tercera con 500. Además, el jurado escogerá entre todas las producciones aquella con la mejor animación (500 euros), el mejor documental (500 euros), el mejor actor (300 euros), la mejor actriz (300 euros) y la mejor fotografía. De los habitantes de la butaca, como de costumbre, dependerá un premio del público dotado con 500 euros, y otros 500 irán a parar, también desde los amantes de la palomita, al premio que ha sido bautizado como Hemengoak.
Con label alavés Hemengoak es una sección a concurso que, desde el año pasado, se encarga de proyectar cortometrajes de ámbito local, circunscritos al ámbito del territorio histórico de Álava. El objetivo de esta sección es el de promocionar los trabajos locales y cuenta con este premio propio que también se encarga de otorgar el público. La muga aquí es la pertenencia a una u otra sección, ya que los cortos alaveses que hayan sido escogidos para tomar parte en la sección oficial no podrán participar a la par en Hemengoak.
De este modo arranca ya el proceso de trabajo de Cortada, que desde el 14 al 18 de noviembre -lunes a viernes- reunirá buena parte de la más reciente producción de cortos estatales en Gasteiz. La inscripción está abierta ya y se puede realizar a través de la web de Moviebeta -www.moviebeta.com-, donde se pueden cargar de manera sencilla la película, la ficha de inscripción y las fotografías que servirán para mostrar las cintas a concurso en el tradicional catálogo festivalero.
El 17 de octubre es la última jornada para poder presentar cortometrajes a la decimoquinta edición de un certamen que ha sido siempre referencia en el universo de las pequeñas producciones audiovisuales, sirviendo de mosaico para visualizar, de test para medir el estado de salud de la cinematografía liofilizada y los mecanismos de relojería que siempre acompañan a los buenos cortos, generalmente primer paso para dar a conocer a los directores de largos del futuro.