madrid. Pedro Almodóvar vuelve a desnudarse ante el espectador en La piel que habito, su película número 18 y en la que, atravesadas por el código del terror, emergen sus obsesiones troncales, como el deseo o el dolor maternal. "Me hubiera gustado tener hijos", confiesa a Efe.
"De joven no tenía ese interés o esa necesidad animal de ser padre, pero a partir de los 42 años sí se me pasó por la cabeza muchas veces y ahora echo de menos no tener una familia. Pero familia como unidad emocional, de cuidado y amor", explica. "Si todos los avances actuales me hubieran cogido con 15 años menos, es muy probable que hubiera tenido hijos", concluye. Y es que en La piel que habito, que se estrena el 2 de septiembre tras pasar por Cannes y los mercados francés y británico, el dolor de la pérdida de un hijo vuelve a ser, como en Todo sobre mi madre, uno de los detonantes. Esta vez, en cambio, todo se filtra por la mente del psicópata que interpreta Antonio Banderas, el doctor Robert Legdard, que pierde a su hija y a su mujer. "Su lectura de la realidad no tiene nada que ver con la de los demás, y le hace llegar a unos límites de crueldad enormes", resume Almodóvar, que también cuenta en el filme con Elena Anaya, Marisa Paredes, Blanca Suárez y Jan Cornet.