Metódico y ordenado como era este diseñador madrileño, es probable que tuviera todo absolutamente preparado para el desfile que tendrá lugar el próximo 16 de septiembre en la Madrid Fashion Week, un desfile que se queda huérfano de su creador. Ayer moría por un problema pulmonar, y en su amada ciudad natal, uno de esos diseñadores a los que la moda estatal le debe mucho, muchísimo. En sus 65 años de trabajo y de buen hacer, Jesús del Pozo ha sido culpable e impulsor de todas las iniciativas que han hecho de la moda española algo serio.

Preocupado hasta el extremo por el sector de la moda, impulsó en 1999 la creación de la Asociación Creadores de que presidió hasta diciembre del año 2000 (le cogió el relevo el vitoriano Modesto Lomba) y de la que era secretario en la actualidad.

Precisamente era Modesto Lomba quien daba la noticia ayer por la tarde, y se mostraba "sorprendido" por la noticia. "Aunque llevaba tiempo teniendo problemas de salud y este último año no le había ido muy bien, le encontraba muy animado y con mucha fuerza", afirmó. "Aunque tuviera esa apariencia de enfermizo, estaba bien y totalmente involucrado en sus proyectos", explicaba un Modesto Lomba triste y apagado. "Además participaba activamente en la Asociación de Creadores como miembro de la Junta directiva. Pero su afección pulmonar le causaba graves problemas respiratorios y en la tarde del viernes entró en coma".

su niña bonita

De Madrid al cielo

Participó desde la primera edición en la Pasarela Cibeles, además de ser uno de sus precursores. Desde sus inicios se convirtió en un diseñador clave para la semana de la moda de Madrid, a la que siempre le ha sido fiel.

Y es que Jesús del Pozo adoraba esa ciudad. En su enclave de Almirante, calle que le vio nacer y que, gracias a él, es hoy la columna vertebral de la zona comercial por excelencia de la vanguardia madrileña, abrió en 1974 su primera tienda de ropa masculina, y desde entonces se dedicó en cuerpo y alma a crear un universo cálido y personal, donde primaba la búsqueda de lo esencial en las líneas y la innovación en los materiales.

Su primera colección de hombre vio la luz en el SEHM de París de 1976. Cuatro años más tarde, en 1980, presentó su primera colección de prêt-à-porter para mujer. En 1981, el diseñador tomó la decisión de concentrar toda su actividad en el diseño. De ese modo, nació la empresa Jesús del Pozo S.A., con un modelo de negocio desintegrado y especializado en el diseño, la innovación y el desarrollo de producto.

un visionario

El negocio de los perfumes

Jesús del Pozo siempre tuvo una grata manía: adelantarse a su tiempo. Siempre fue unos pasos por delante de sus coetáneos y, antes que el resto de compañeros, se dio cuenta de que tal vez para el gran público era más fácil comprar un perfume de un gran diseñador que un traje de chaqueta. Acertó, y en el negocio de la perfumería fue seguido por el resto de sus compañeros.

Así, en 1992, Jesús del Pozo hizo su entrada en el mundo del perfume con Duende. Paralelamente, entre 1992 y 1994 realizó sus colecciones de lencería, joyas y pañuelos. Su primera fragancia femenina, fresca y atractiva, complementaba perfectamente sus colecciones de moda. En 1994, presentó su primera fragancia masculina Quasar, a la que le siguieron Esencia de Duende (en 1996) y Halloween (1997), que marcó un hito con su gran acogida en los mercados internacionales. A éstas le siguieron Quasar Adventure (1999), On El(2001), On Ella (2001), J. del Pozo In Black (2005) y "J. del Pozo In White" (2007). Después llegaron dos fragancias poderosamente sensuales: Halloween Kiss (2008) y Halloween Kiss Sexy (2009). La última fragancia del diseñador es Ambar (2010), un perfume inspirado en la seducción a través de los sentidos.

polifacético

No sólo moda

Además de ser un enamorado de la moda, Jesús del Pozo fue un amante de las artes escénicas, amor que le llevó a confeccionar vestuarios para obras de teatro, ballet, cine y ópera; colaborando con directores y artistas de la talla de Alicia Alonso, Aída Gómez y José Antonio Ruiz, José Carlos Plaza, Bob Wilson, Emilio Sagi o Fernando Trueba. Destaca sobre todos la creación de los 500 figurines del vestuario para la obra Carmen de Bizet, ópera producida por el Teatro Real para la temporada 98-99 bajo la dirección escénica de Emilio Sagi.