MADRID. La banda Ojos de Brujo afronta estos días sus últimos conciertos, tras anunciar hace unos meses su inminente disolución.

La vocalista, Marina Abad, afirmó en una entrevista con Efe, antes del espectáculo que ofrecieron ayer en Pirineos Sur, que "esta es una despedida verdadera" y descarta que el anuncio de su marcha sea "algún tipo de truco comercial".

Abad contó que "las cosas empezaron a no ser tan fáciles como siempre habían sido" dentro del grupo y que, tras dar a luz a su primer hijo hace tres años, notó que "empezaba otro ciclo". Anunció que dejaba la banda, una decisión que encontró eco entre otros miembros.

Para su punto y final idearon el disco "Corriente vital" (2010), una "fiesta" con invitados ilustres como Manolo García, Amaral, Nawja Nimri y Jorge Drexler entre otros, y una gira de despedida que la pasada noche les llevó al pantano de Lanuza (Huesca) del Pirineos Sur, el festival que más le gusta del mundo, "por su público y por el lugar".

Prometieron "un concierto especial" y, a falta de Manolo García y Eva Amaral, volcados en la grabación de sus propios discos, disfrutaron de la compañía de Roldán de Orishas y Peret, un personaje al que admira y que, explicó, está "muy pegado a nuestra historia".

No será su último concierto en España, pues tienen confirmado otro el 6 de agosto en Santander y no descartaron alguna actuación más en territorio nacional, ya que permanecerán en activo hasta octubre o noviembre, comprometidos con varias citas en el extranjero.

"En estos 10 años hemos dejado un montón de cosas, sobre todo, nos hemos dejado la vida. Creo que hemos sido muy pioneros y muy valientes, tanto musicalmente como por nuestro posicionamiento ante las cosas", dijo la cantante.

Aunque Abad afirmó que no era intención de Ojos de Brujo hacer flamenco, sino relacionarse con otras músicas desde sus raíces, dijo que también dejan como herencia que, gracias a su música, nuevos oídos se han aproximado a los palos más puros de este arte.