Donostia. Todas las estadísticas tienen algo de cierto y algo de falso pero la que proporciona el director de Cultura y Patrimonio del Consejo de Europa, Robert Palmer, autor de dos estudios que superan las 500 páginas sobre la capitalidad no es, desde luego, una cifra aventurada al azar. Según el informe elaborado a petición de la Comisión Europea, tras el examen exhaustivo de una treintena de urbes del viejo continente que anteceden a Donostia en el listado, el equipo dirigido por Palmer concluyó que las ciudades que obtienen la capitalidad ingresan ocho euros por cada uno que invierten.

En el caso de la capital guipuzcoana, el presupuesto es el mismo que se presentó el año pasado, cuando el proyecto superó la primera criba del jurado: 89 millones de euros. De estos, el 75%, 66 millones de euros, estaban garantizados por las instituciones vascas. El Ayuntamiento, la Diputación y el Gobierno iban a aportar esa cantidad a partes iguales. La iniciativa privada se reservaba un 20%, un porcentaje notable, y un 5% procedería de merchandising, venta de entradas y donaciones. Ahora, después de ser escogida por el jurado, los porcentajes de lo público y lo privado se mantienen, pero el importe de las instituciones vascas disminuirá en proporción a lo que destine el Ministerio de Cultura, que aún no ha concretado su aportación. Según calcularon las ciudades candidatas para el estudio preliminar, oscilará entre 11 y 17 millones de euros, que se restarían a los 66 comprometidos en Euskadi.

Además, la candidatura estima que el proyecto absorberá lo que bautizan como un presupuesto ampliado, una cantidad cercana a los 19 millones de euros que se asignará a proyectos específicos y que partirá de distintas instituciones, desde, por ejemplo, el Consistorio de Biarritz, hasta un órgano de la UE.

¿Cómo se visualizará esa inversión? Y, sobre todo, ¿quién se beneficiará? El proyecto de la candidatura de Burgos, con una población muy similar a la de Donostia (178.000 habitantes), conjeturó que, si eran elegidos, entre puestos directos e indirectos se crearían 5.000 empleos en la ciudad. La cifra se antoja elevada pero habrá que esperar para conocer cuánto se ha aproximado a la realidad: el equipo donostiarra aún no ha realizado esta estimación.

La gerente de la Oficina 2016, Eva Salaberria, sí enumera los ámbitos afectados. Existen sectores evidentes como los servicios, las industrias culturales o las productoras audiovisuales, pero el plan es mucho "más ambicioso", porque persigue implicar a todo el tejido empresarial.

No les va a costar demasiado convencerlos, porque Corporación Mondragon y, sobre todo, Adegi han mostrado un "gran interés" en colaborar con la propuesta de la capitalidad, más allá de las fórmulas convencionales de patrocinio y mecenazgo. No se trata de dame dinero y yo te pongo un logo, aclara Salaberria, sino que los creativos y los artistas trabajen codo a codo con las empresas para favorecer nuevas formas de organización o proyectos de innovación. De hecho, el consorcio institucional que gestionará la candidatura ya prevé la creación de "una fundación empresarial para la creatividad y la cultura". Se trata, al final, de generar "nuevos modelos de financiación de la actividad cultural".