Es centenaria y desde ayer millonaria. El proceso de su recuperación avanza con pasos decididos y en menos de un año se volverá a abrir al culto, aunque, en realidad, su mantenimiento no terminará. Para eso no hay plazo, salvo que se quiera que el edificio vuelva a sufrir los males que en 1994 llevaron a su cierre por peligro de derrumbamiento. Desde entonces ha llovido lo suyo, y lo que se presentaba como un problema ha terminado convirtiéndose en una oportunidad con vertientes culturales, turísticas y económicas. Había a finales del siglo pasado dos posibilidades: cerrar el templo a cal y canto para afrontar un largo proceso de rehabilitación o aprovechar esos trabajos para enseñar desde las entrañas la historia de una ciudad y el propio proceso de restauración del edificio gótico utilizando una fórmula innovadora. Se optó por lo segundo y la Catedral Santa María puso en marcha en 1999 el programa Abierto por Obras, un instrumento hoy imitado en varios países que ha traído a la capital alavesa a personas de todo el mundo.
El visitante un millón no tiene cara ni nombre entre otras cosas porque los accesos se hacen en grupo y es imposible elegir a una persona en concreto. Lo que sí se sabe es que esa cifra mágica se alcanzó ayer. Lo más seguro es que estuviera entre el centenar de estudiantes de los Maristas de Sarriguren (Navarra) que se encontraban despidiendo el curso con un viaje a Gasteiz y, por supuesto, al templo. Eso sí, no sólo se llevaron el recuerdo del edificio, también el saludo del diputado general en funciones, Xabier Agirre, quien les repartió los pin y marca páginas conmemorativos que se dieron durante toda la jornada. Labor pionera, éxito indudable, proyección exterior, icono... fueron algunas de las palabras y conceptos que el máximo responsable foral quiso trasladar a la hora de poner en valor esa cifra del millón, un número que ha sido posible gracias a la financiación que Caja Vital ha realizado en estos años al Abierto por Obras.
Pero más allá de los actos protocolarios, están las vivencias en el interior del templo, el trabajo del equipo de guías, el esfuerzo realizado por los operarios para compatibilizar su labor con los recorridos de las personas que han acudido a la llamada de Santa María... Cada visita, además, ha sido diferente puesto que la propia recuperación ha ido modificado unos recorridos y ha hecho nacer otros.
Y sí, el 10% de los visitantes han llegado del extranjero (incluso de sitios como Zambia, Birmania o Bahamas), sin olvidar tampoco la fuerte respuesta que han tenido personas del resto del Estado y, sobre todo, Euskadi, pero de lo que no hay duda es de que la Catedral tiene a sus mejores seguidores en casa, o por lo menos, a los más fieles. De hecho, una de cada tres personas que han acudido al templo gótico son del territorio.
Uno de ellos, "aunque a mí no me han contado como visitante", ha sido Juan Ignacio Lasagabaster, responsable de la Fundación Catedral Santa María, quien recuerda que acompañando a más de un amigo se ha dejado llevar por las guías "dándome cuenta de que ellas tienen una visión mucho más global".
Bromas a un lado, el director-gerente asegura que el Abierto por Obras "ha sido, es y será una herramienta cultural de primer orden", ya que la vuelta al culto no significará parar nada sino proponer otros accesos, desde las criptas hasta lo alto de la torre. Es más, Lasagabaster sigue peleando para que el modelo de exporte a otros espacios de Álava y el patrimonio existente en el territorio, sobre todo vinculado con la Iglesia, sea capaz de trabajar en red.