vitoria. ¿Qué haría si Larra, Mesonero Romanos, Cánovas del Castillo, el Duque de Rivas, Zorrilla, Espronceda, Rosalía de Castro, Gustavo Adolfo Bécquer, Antonio de Trueba y Bonaventura Carles Aribau coincidieran sobre un escenario? Pues eso -una selección de los textos que compartieron con el público- es lo que sucede esta noche en el Teatro Principal, que descubre tras su telón todas las caras de un prisma que, bajo el título de Paseo romántico, aglutina buena parte de las expresiones literarias de la época.

A modo de lectura, de rapsodia teatralizada, diversos lenguajes se dan cita sobre las tablas de la calle San Prudencio con un elenco que quita el hipo. Blanca Portillo, José Coronado, Israel Elejalde y Marcial Álvarez levantan una construcción conceptual adaptada por Juan Carlos Plaza-Asperilla, producida por Andrea D'Odorico y dirigida por Laila Ripoll, una de las miradas emergentes de las tablas.

Las palabras ejercen de trazos, de material, componiendo un collage al que no le duelen prendas. Lo mismo parte con líneas de libreto teatral como conecta con un fragmento de artículo periodístico. Puede saltar de un eco histórico hasta un párrafo de densa literatura. Del popular costumbrismo a la intimidad epistolaria, todo vale para dar forma al fresco del Romanticismo español, que se muestra heterodoxo tanto en formas como en intereses. Vamos, no todo es Bécquer.

Marcos León se encarga de poner música a este baile de palabras, a un telón que, más que lienzo, es página abierta para retrotraerse a una época convulsa -cuál no lo es- en la que hay tiempo para alegatos antimonárquicos -hoy que se celebra el aniversario de la proclamación de la II República- o para cuitas amorosas, que ninguna época, por mucho que se empeñe el tiempo es blanca o negra, salvo apisonadoras dictatoriales.

Estrenada hace varias temporadas en el Corral de Comedias de Alcalá de Henares, la pieza gira ahora con un contenido que no es ajeno, al margen de su fuerza histórica, a la belleza o al humor. "Es éste el Romanticismo del Don Juan Tenorio, de El Trovador, y de El Estudiante de Salamanca; el Romanticismo de las coplas populares, el Himno de Riego, y las rimas de amor. Un Romanticismo de poesía y armas, un Romanticismo de monarquía y teatro, un Romanticismo de absolutistas y liberales en una España no tan romántica que se desangra en luchas civiles por tronos, constituciones, gobiernos y sueños de libertad", apunta Plaza-Asperilla.

Un Romanticismo que se hace un hueco hoy en Gasteiz de la mano de un cuarteto de intérpretes -y voces- de lujo, curtidas en tablas y en pequeñas pantallas, en la oscuridad de los cines y en la lectura saboreada y masticada de esta selección, dividida en periodismo y ensayo; teatro; epistolario y poesía amorosa; poesía fantástica, orientalista, popular y crónica histórica; y crónica y poesía política y social.