Vitoria. Una pátina narrativa se une en esta ocasión a la habitual poética propuesta por las muestras temporales de la Escuela de Artes y Oficios. Sonia Sanz, Gladys Sevilla y Jon Kauldi Lamariano son los nuevos habitantes, hasta el 18 de marzo, de los espacios expositivos del centro de arte no reglado.
Aunque el arte habla solo, Sonia Sanz ha decidido acompañarlo de textos. La artista invitada de esta nueva remesa artística, ganadora del concurso Muralia, se plantea en su propuesta Transfherir un recorrido híbrido donde plástica y crítica caminan juntos, zurciéndose con letras. "La intervención se plantea desde la necesidad de ser más clara a la hora de contar cosas".
La técnica denominada transfer -trasladar impresiones de un soporte a otro- es uno de los catalizadores de su expresión, que funde a la palabra pintura, dibujo y fotografía, amalgama que "me permite ser más ácida, más crítica" y mostrar esas emociones que le mueven a la creación. Alicia o Dorothy pueblan este viaje, que finalmente le posibilita contactar con el espectador y tratar de que "al menos se cuestione cosas, como me las cuestiono yo, que es el primer paso para tratar de cambiar el mundo".
En su mundo nos interna la fotógrafa Gladys Sevilla, que envuelta en pleno año de proyectos de la escuela ha reunido tiempo para elaborar -y protagonizar- la serie Despertar a medianoche. El universo onírico se cuela por las piezas, generalmente de pequeño formato, de la selección, acompañadas también de pequeñas frases que sugieren más allá de la ventana abierta.
"Personal e íntimo", el proyecto está construido a través de la técnica estenopeica -tres tipos de cámara-, retratando los intervalos del sueño y la vigilia por medio de esta vertiente básica de la disciplina, fundamentada en largas exposiciones y arraigada en la composición. Y es que lo artesanal -desde el atrezzo hasta el disparo- se amolda mejor a la manera de hacer de Gladys. "Utilizo el analógico más que el digital, es una manera en la que me expreso mejor, no es tan instantánea, me permite pensar más".
Las cartas que su aititxa Román escribía desde la cárcel en la guerra civil fueron las encargadas de detonar el pensamiento de Jon Kauldi Lamariano. Entre los dibujos que colaba entre sus párrafos descubrió el germen de su muestra Zezenak, un toro que visita desde carboncillo y aguada sobre tela.
El ejercicio de clase le remontó hasta la admiración de Román por su Deba natal. "Me ha unido mucho a él, aunque no le llegué a conocer", explica, tras convertir sus numerosos bocetos en un juego de luces y sombras que, en la técnica mixta, consigue acercarse a todo ese territorio que conjuga al animal previamente a la plaza.
Letras para explicar. Letras para sugerir. Letras para inspirar. Un pequeño trazo de literatura cruza estas tres nuevas muestras de Artes y Oficios, dispuestas ya a la historia que cuenten las miradas.