Vitoria. Entre las características de la creación que más sufren el embate del tiempo, el triunfo -ese absurdo- es una de las cabeceras. A golpe de música y de tirón mediático, algunos de los miembros de la generación OT -esencialmente los de su edición original- mantienen viva la llama artística con incesantes bolos, y entre ellos figura un David Bustamante que hoy reparte sus melodías sobre el escenario del Teatro Principal, a las 20.30 horas.

Del andamio al micrófono, no tuvo poca parte de culpa el carácter abierto de este cantante cántabro (San Vicente de la Barquera, 1982) en su feroz catapultado a la fama, tercer puesto en el concurso y participación en Eurovisión incluidos. Más a menudo en las páginas del corazón que en las musicales, su trabajo, sin embargo, sigue fluyendo a ritmo de metrónomo, con sucesivas y rotundas apariciones en los tops de la radiofórmula.

Si Andrés Calamaro editó su megalítico El salmón, Busta también puede ponerse A contracorriente con una nueva colección de baladas adictas a los momentos álgidos, de medios tiempos acogedores y de pequeñas apoteosis percusivas que marcan ese sello de la casa, sin olvidar las coreografías, made in Bustamante.

Casi tres años después del disco que -afirman- le consolidó definitivamente, vuelve David Bustamante, y lo hace con un trabajo que ha supuesto el paréntesis discográfico más largo de una carrera que no ha dado tregua. Porque cuando no ha estado actuando o grabando en la península lo ha hecho en América, donde es una importante figura. Con 27 años, A contracorriente es ya su sexto disco propio, y la canción Abrázame muy fuerte, su single, le ha vuelto a poner en el centro de todas las pistas de baile con una insólita "mezcla de frío y calor", como él mismo puntualiza.

Con sus sempiternos y álgidos agudos, A contracorriente da forma en trece canciones a todo un mosaico de estilos, desde ritmos trepidantes a baladas exaltadas y temperamentales. Miente, Distinta a todas, Nunca es tarde, Te propongo mi amor o Bella mentira son otros de los temas que se incluyen en este nuevo trabajo del intérprete de Azul o Cobarde, que ya tiene el aforo de las céntricas tablas al límite para saltar de su habitual pantalla hasta el territorio del telón.