Vitoria. Son las ocho de la mañana en Los Ángeles de un día de Reyes y a Icíar Bollaín le espera una jornada dura de promoción y defensa de su candidatura en los Oscar. También la lluvia, una historia de amistad y resistencia rodada en Bolivia, en la que se vuelca con el drama de los indígenas y las peripecias de un rodaje sobre la conquista de Cristóbal Colón, ha calado allí donde se ha proyectado. La película está siendo visionada por los académicos que votan en la categoría de Mejor Película Extranjero. "Hemos tenido la ocasión de saludarles y conocerles y charlar un poco con ellos", afirma Bollaín.

¿La respuesta ha sido buena?

Ha sido muy buena. Las personas que ven las películas extranjeras seleccionadas son bastante mayores. Tienen tiempo suficiente para ver tantas producciones, y la verdad es que son muy dulces, muy cariñosos, y se emocionaron con la película.

En EEUU no tardan en calificar de liberal (izquierda). ¿Han entendido y valorado el peso político del film?

Sí, les interesa mucho más el fondo de la película, y entran al tema de la política: Cristóbal Colón, la gestión del agua... Son temas que en Estados Unidos están más presentes que en España. Latinoamérica está presente en España pero aquí está al lado y muchas multinacionales norteamericanas tienen intereses ahí. Y Cristóbal Colón es un personaje que se revisa, y les toca bastante.

Los actores norteamericanos de izquierda se manifiestan sin tapujos en Estados Unidos. En ese sentido, ¿se siente más norteamericana que nunca?

(Risas) No me siento para nada norteamericana. Nada, nada... La verdad es que es muy interesante ver la película en distintos países. En Francia se acaba de estrenar y siempre agradezco sentir la percepción de la película. Hay percepciones universales, sin duda, pero otras son más personales. La película tiene valores universales que funcionan en todas partes, como la amistad, la lealtad.

¿Habló con Paul Laverty, el guionista, para que el filme tuviera un fondo político concreto?

El guión y la mirada es de Paul, así como el paralelismo que establece entre el oro y el agua. Son ideas de Paul que estaban presentes desde el principio. Yo he asumido el guión y lo he interpretado como directora para llevarlo a la gran pantalla. El padre de la criatura es Paul; yo soy la madre.

Luis Tosar comentaba que ha tenido que dejar los prejuicios en la maleta. Desconfiaba del ritmo de trabajo que se iba a encontrar. ¿Conocían bien Bolivia antes de comenzar el rodaje?

La verdad es que encontramos una gente estupenda. Profesionales bolivianos que trabajan en países como Argentina. Unos extras con mucho entusiasmo. Y el rodaje fue menos complicado de lo que esperábamos. Esperábamos más problemas. Es un país desconocido para nosotros. Bolivia no está tan presente en España si lo comparamos con Argentina o México. Ha sido un descubrimiento positivo.

¿Ha visto el documental "Cocaleros", un acercamiento sobre el consumo y la gestación de la coca en Bolivia?

No he visto ese documental, pero sí cine de ficción que han hecho en Bolivia. Se llama Zona sur, de un director boliviano.

"Cocaleros" habla de dos "bolivias": la indígena y la clase burguesa. De un clasismo hiriente. ¿Ha podido descubrir ese país?

Bolivia es muy variado. Tiene como varios países dentro. Como Cochabamba, el valle donde rodamos, muy distinto al antiplano, y luego hay 52 etnias indígenas diferentes. Varias lenguas. Una zona muy rica y tiene una clase media y muchos pobres. Hay mucha mezcla y es un país pobre. Eso sí que lo vi.

¿Cree que en Occidente hay que aprender del "Nuevo Mundo"?

Creo que sí. La experiencia allí fue impactante y me hizo pensar. Encontramos gente muy organizada. Toda la gente y extras que encontramos para la guerra del agua vivían en la zona pobre de Cochabamba y siguen teniendo problemas con el agua. Para contactar con ellos, tuvimos que ir a sus asambleas, sus reuniones y nos ponían al final del orden del día. Y una vez que acababan de hablar de sus cosas, retomaban el tema de la película y votaban. No había un líder que dijera que había que hacer la película porque sería bueno para ellos. Lo decidían en comunidad. Y la verdad es que fue una lección porque en España estamos cada uno con nuestros problemas. Y la guerra del agua es un ejemplo de su resistencia colectiva y de su capacidad para organizarse.

El cooperativismo es un valor no siempre explotado...

Ha sido muy interesante descubrirlo. Funcionan como una comunidad. Toman decisiones que afectan a todos. Entre todos.

En los títulos de crédito figura un agradecimiento afectuoso a Iñárritu. ¿A qué se debe?

Durante un tiempo, González Iñárritu y Laverty estuvieron trabajando juntos en el guión. Y Alejandro estuvo muy cerca del proyecto aunque finalmente decidió hacer un proyecto más personal: Biutiful. Por ese motivo, Paul Laverty decidió agradecerle el tiempo que pasaron juntos.

¿Ha tenido tiempo para hacer turismo y pasearse por Kodak Theatre?

Nada, nada. No he tenido tiempo para nada. Sólo he visto el jardín de la casa donde nos hospedamos. Espero sacar algo de tiempo.

¿Se permite alguna frivolidad en el mundo del cine?

No soy nada mitómana. Me siento más una turista que una mitómana. Si llegamos a ir por la alfombra roja, caminaré como cualquiera señalando a las celebridades. Cuando me encuentro con alguna celebridad en un festival, se me abre la boca como a todo el mundo. No tengo la fantasía de encontrarme con tal o cual.

¿Y comparte la imagen que proyecta sobre el mundo del cine "También la lluvia" (el productor dispuesto a rodar en inglés para captar más dinero, el director idealista...)?

No, pero reconozco que para nosotros también fue un esfuerzo económico grande ir a Bolivia. Y afortunadamente no nos encontramos con los problemas que se encuentran ellos. Pero hay paralelismos, claro. Pero, afortunadamente, tenemos un productor mucho mejor que ellos.

Ha intentado evitar las escenas violentas o explícitas. ¿Fue meditado?

La violencia que presenta la película es la que hubo. La Guerra Boliviana del Agua, ocurrida en abril del año 2000, fue una revuelta grande que involucró a toda la población de Cochabamba. Hubo un muerto, pero no debía inventar más violencia de la que hubo. De hecho, utilizamos mucho material de archivo, y cuando Luis Tosar va en coche estamos reproduciendo esas escenas. No pusimos ni más ni menos.

Ha comentado que ha sido su proyecto más complicado. Pero, ¿ha sido su película más personal?

Sí, aunque no escriba el guión. Todas las películas van conmigo. Son como mis niños.