¿Qué pasó en aquel camerino de "Spamalot"?

Pues sucedió que nos encontramos dos personas con inquietudes, con ganas de hacer cosas nuevas que no habíamos tenido la oportunidad de hacer. Decidimos juntar fuerzas y ponernos a trabajar en cosas propias. Siempre estás a las órdenes de otros, y eso está guay, pero hay veces en las que apetece hacer tu historia.

¿Habían escrito alguna vez?

Fernando ha hecho cortos y más cosas, y yo he escrito alguna obra de teatro, alguna película. Siempre hemos tenido inquietud por crear. No nos vale con interpretar, nos apetecía hacer... las tres cosas: interpretar, crear y dirigir.

¿Su humor hereda algo del de Monty Python en "Spamalot"?

Hay pinceladas de las cosas que más nos gustan y nuestro punto de vista particular. Pero sí que hay un poco de ese humor surrealista de Monty Python y del más callejero de Faemino y Cansado.

En Faemino y Cansado cada uno asume un rol. ¿Y en su caso?

Fernando sería un poco Cansado y yo Faemino, pero no tan notorio. Nos vamos intercambiando. Pero sí es verdad que él lleva un poco más la batuta hilando las cosas y yo estoy más libre en ese aspecto.

Y en un tándem es básica la sintonía. ¿Tuvieron que trabajarla mucho o nació rápidamente, de entrada?

Hacer una pareja cómica es como ennoviarte. La base era buena por ambas partes, a los dos nos gustaba lo que hacía el otro, pero a la hora de ponerse a trabajar hay a veces discordancias. "Esto me apetece hacerlo a mí, esto no, esto tal, ¿por qué no curramos más?, yo creo que está suficientemente currado, yo creo que no...". Siempre hay diferentes puntos de vista y el truco es ir adaptándose al otro. Pero siempre cuesta. Tenemos el 50% del voto, de la historia y cuesta llegar a...

...A la democracia.

A la democracia, claro. Pero creo que lo llevamos bastante bien.

¿Dónde encontraron a los protagonistas de "Personajes de la calle"?

Cuando haces una historia así tienes claras cuatro o cinco cosas, pero siempre llega un momento de sequía y hace falta más. Esto lo explicamos en el espectáculo. Yo voy a casa de Fernando y le digo "¿por qué no hacemos tal?", "vale, me gusta, pero no es suficiente", "la verdad es que no, ¿qué hacemos?", "no lo sé, estar aquí, pasar horas juntos, buscar la inspiración". Y sacamos el baúl de los recuerdos...

O sea, que hacen metalenguaje...

Hacemos media parte ficticia en la que hablamos de cosas cotidianas, de lo que nos pasa en el mismo bolo. O sea que si vamos a Vitoria y uno pierde el avión eso sale siempre. "Oye, tío, a ver si te levantas antes".

¿Tratan a los personajes con ternura o los exprimen?

El humor es muy grotesco. Cuando empiezas a meterte en vereda siempre estás exagerando y exprimiendo al personal, ¿no? Pero no somos destructivos, somos bastante cariñosos y tratamos bien a nuestros personajes. Es un divertimiento, en el fondo. Si quieres encontrar algún tipo de reflexión seguro que la hay, pero no pretendemos hacer apología política o decantarnos por una ideología. Es precisamente para que la gente se olvide un poco de esto y nos riamos de todo un poco.

Hay que tratar bien a los personajes, más que nada porque al día siguiente vuelven a encontrarse...

Sí, sí (risas). No es un ejercicio en el que nos apetezca ahondar. Es una cosa para pasarlo bien y si el personaje es muy antipático siempre es más duro enfrentarse a él.

¿Qué reacciones han tenido hasta ahora?¿Llevan muchas funciones?

Bastantes. Juegan mucho nuestros estados de ánimo. Y el de la gente, que puede que empieces el espectáculo y la notes en un ambiente frío. No sabes si por ellos, por ti, por el día, por la hora. Todo influye. Ha habido de todo. Lo bueno de cuando has trabajado un espectáculo es que hay base, y de esa base no puedes bajar. Estamos muy contentos con el resultado. En el último bolo, en Navarra, estábamos un poco como... rayados entre nosotros. "Tío, hay cosas que no me cuadran...". Y salió el mejor de la gira. De repente fue "oye, tío, el espectáculo está de puta madre". Cuando es un espectáculo tan libre y a la orden del día, en el que cambias cosas, siempre tienes la sensación de que puedes hacer algo mejor, pero hay que ser benevolentes con nosotros mismos, intentar fijar y que cada espectáculo no sea un ensayo.

Parece casi terapéutico...

Sí, sí. En el último bolo fue así, fue entrar con mala sensación y salir abrazados. Nunca se sabe cuál es la clave. Lo que sí es verdad es que si le metes energía positiva y vas a tope sale bien. Eso es una seguridad. Lo que a veces te falla es ese fuelle. Llegas de hacer un montón de horas de coche, con tus problemas... Parece sencillo, porque estamos de cachondeo todo el rato, pero a veces cuesta llegar a la energía óptima para que el espectáculo sea un tiro, para decir "la hemos clavao". Hay que tomar conciencia de que es un curro y hay que currárselo.

¿Qué ha aprendido de Fernando y Fernando de usted?

Somos dos actores muy distintos, con puntos en común muy fuertes. Es extraño, coincidimos en lo que queremos hacer pero a veces chocamos en el cómo. Yo soy más de no ensayar excesivamente, por pereza y porque no me gusta quemar según qué momentos. Soy más frescales, más de subirme a dar un salto al vacío. Él es más metódico, de fijar, de trabajar, y con él he aprendido que mi método está bien, pero hay que tener una base sólida para que puedas salir tranquilo un día en que la gente no está especialmente comunicativa, por lo que sea. Y creo que él habrá aprendido lo contrario, que está guay fijar cosas pero cuando te sube ese momento mágico que no estaba ensayado es muy gratificante y de alguna manera llega al público, sin duda.

Son complementarios...

Es similar a una pareja. Yo lo comparo con irse de viaje. A mí no me gusta prepararlos mucho. "Vamos con el avión, aterrizamos y luego ya veremos hacia dónde tiramos"...

...Fernando se compraría unas cuantas guías antes.

Fernando iría con la guía. "Contamos con tanto dinero, no nos vayamos de la olla alquilando un coche tal". No está bien ningún extremo. Cuando se juntan, la cosa tira.

Un día antes que ustedes actuaba Enrique Morente en Vitoria. Siempre ha hecho parodia, aunque con pasión y homenaje, al mundo del flamenco. ¿cómo recibió la noticia?

¿Un día antes? Hostia, vaya, tío. Me sorprendió mucho su muerte, y me jodió porque nunca lo pude ver en directo. Era un hombre para verle en directo. Nos deja un gran tesoro con su música y sus discos. Y con su hija. Tuve la suerte de conocerla en Buenafuente y me pareció una mujer maravillosa, conectamos muy bien. Mi admiración hacia una persona que cantaba y recitaba extraordinariamente. Que descanse en paz. Ojalá salgan muchos Morentes y nos hagan disfrutar.