Vitoria. Sería del todo imposible hacer una relación de todos los autores que en estos diez años han dado forma y fondo a sus páginas. Igual de complicado, pasaría si se pretendiese juntarlos en un mismo lugar. Han sido muchas las palabras inventadas, juntadas, escritas, leídas... Una década en la que la revista literaria La Botica ha ido componiendo un camino fructífero, aunque no exento también de problemas y circunstancias de todo tipo y condición. Un tiempo en el que se ha dado voz a más de 300 firmas a lo largo de 16 números y dos libros, sin contar con las decenas de recitales organizados. Un esfuerzo que mañana se transforma en celebración y que mira al futuro con la consciencia de quien ha llevado a cabo un trabajo con fecha de caducidad.

Rafael Moriel y Jorge Girbau Bustos son conscientes de lo conseguido pero también de que las hojas del calendario no pasan en balde. Por ello admiten que su querida y cuidada creación no llegará a cumplir los 20. "Estamos ya, por así decirlo, en nuestra Tercera Edad, así que no habrá diez años más de La Botica". ¿Hasta cuándo aguantarán? Ni ellos mismos lo saben. "Mucha de la ilusión con la que empezamos al principio se ha ido perdiendo por el camino, pero todavía nos queda algo. Ya veremos. De momento, nuestra idea es igual reducir la cantidad de números por año".

Pero el futuro ya escribirá sus propios renglones. Ahora es el momento del presente, de la celebración y con ella, de mirar hacia lo ya conseguido, que es mucho. La cita más inmediata, ese cumpleaños de la palabra, se producirá mañana a partir de las 20.00 horas en un recital especial, abierto y gratuito que se realizará en el Orient Express, y que contará con la participación de ocho escritores que han pasado por las páginas de la revista y de dos músicos. "Hace ya muchos años hicimos nuestro primer encuentro de este tipo en un bar, así que es como volver a los orígenes", admiten ambos.

En principio, su idea era haber llevado a cabo este recital al aire libre (en concreto, en el kiosco de la Florida) y en pleno verano, pero las cosas de la burocracia y los permisos se cruzaron el camino. "No importa, lo que sucederá mañana será igual de especial". Y es que las líneas no salen siempre como uno las tiene planeadas, pero eso no quiere decir que el resultado sea peor. Es más, en muchas ocasiones suele suceder lo contrario.

Público, escritores y La Botica soplarán así diez velas juntos, diez representaciones de otros tantos años que han dado para mucho, incluso para que sus impulsores vivieran cierta censura institucional. "Ahora estamos mucho mejor", admiten. El Ayuntamiento de Gasteiz y la Diputación les apoyan.

Esa senda acompañados ha hecho que la revista vaya evolucionando desde aquel número cero realizado a mano, de manera casi artesanal, con toda la ilusión y las expectativas intactas, pero también con el temor de no saber qué iba a pasar después. "Nuestra ilusión hoy es que ves que la gente conoce la revista, pregunta por ella, se interesa. Si no fuera por eso...".

Poesías, relatos, dibujos, reflexiones... Las páginas de La Botica son escaparate para muchas propuestas. "Alguien tenía que hacer lo que hemos intentado nosotros y si desaparecemos, ojalá haya alguien que siga; la cultura lo necesita", dicen.

Eso sí, en lo que a las letras se refiere, Moriel y Girbau también tienen claro que Gasteiz debe cambiar un tanto su forma de actuar. "No es posible que actos de contenido parecido, como pueden ser los recitales, coincidan el mismo día y a la misma hora", reivindican. De hecho, explican que la propia comunidad literaria de Vitoria está hablando para evitar que eso se produzca. La ciudad ganaría con ello.