aunque eche de menos ese "espíritu, esa sensación de descubrir cosas" de cuando tenía 10 años, Kepa Junkera sigue explorando nuevos caminos en el ámbito musical. Estos días se encuentra terminando de mezclar las canciones que componen el tercer disco de su trilogía. Herria saldrá al mercado el próximo mes de noviembre pero si el músico no se encuentra "conforme" con el resultado, se puede retrasar.
Tras Etxea y Kalea, Kepa Junkera se lanza a una aventura más universal y cosmopolita. Si para el primer disco contó con artistas del Estado, para el segundo amplió su influencia hasta Suramérica, en Herria ha ido un poco más allá y ha cruzado el Atlántico para ir a Estados Unidos. "He grabado en San Francisco, Los Ángeles, Nueva York, en ciudades muy abiertas, de encuentro. Y quería terminar con este tipo de ciudades, de pueblos más universales", explica Junkera quien subraya la apertura de este proyecto. "Es muy libre en cuanto a la forma de afrontar el encuentro musical y humano. Lo que busco es compartir estas canciones tradicionales vascas y lo que significan. Compartir nuestra cultura con gente de otros territorios, de otras visiones musicales". Con la buena acogida que tuvieron los dos primeros discos de la trilogía, este tercero promete. "Estoy muy contento con la repercusión que han tenido. Este es un trabajo a largo plazo. Se entenderá mejor con el tiempo. A pesar de estar trabajando con canciones tradicionales, tiene ese punto de innovación que hace falta entenderlo", comenta el bilbaíno.
"PROYECTO EMBAJADOR" Si algo despierta curiosidad de este trabajo es la multiculturalidad que recoge. Artistas de todo el mundo han aportado su granito de arena. Gente de Pakistán, de Corea, de Japón, de Marruecos o de Madagascar, pasando por músicos europeos y americanos.
Y para aumentar la dificultad del disco, todos entonaron sus voces en euskera. "Muchas veces, desde dentro, parece una tarea más complicada. Es como si a mí me ofrecieran una propuesta interesante a la que no estoy habituado. A lo mejor, te enfrentas a ella desde un sentido positivo", razona Kepa Junkera. El músico reconoce que la gente "en un primer momento se sorprende" pero poco a poco va cambiando su reacción hacia un punto de vista más abierto. "Se lo toman como un honor. Para ellos, es una gran satisfacción participar en una cultura que muchos conocen y que a otros les suena". Junkera alaba el trabajo que realizan sus compañeros en Herria. "Van conociendo y se involucran más. Miran, rebuscan y les hace mucha ilusión". Esta unión de culturas otorga un cariz de "proyecto embajador" al disco, según Junkera, que admite que entre los tres discos han pasado "más de 200 cantantes" de todo el mundo.
Y es que no es "un trabajo de musicología" donde se busca la "hiperperfección" en todas las notas. "Siempre vas a tener el acento, el timbre. Y me parece enriquecedor que haya esa variedad", apunta.
Tanta riqueza cultural aporta matices muy enriquecedores. Canciones de jazz, blues, todos los sonidos tienen un hueco. "Hay que escucharlo. Intento que tenga una conexión, que no sean islas separadas aunque doy libertad", destaca y pone como ejemplo el tema Egun da Santimamina, con la letra de Xabier Amuriza y Gabriel Aresti, al que le estaba poniendo las mezclas en el momento de la entrevista. "Es un tema grabado con los indios americanos de diferentes tribus y con los descendientes de los vascos, de los pastores vascos, que son americanos". Muchas voces nuevas pero también muchos instrumentos nuevos. "Hay instrumentos standard como el piano o la batería pero también otros más extraños como el laúd, que es la guitarra árabe, el tambor indio o el ney, que es un tipo de flauta", explica Junkera que amplía su particular lista con instrumentos turcos o griegos, como la lira de Creta.
FUTURO Acostumbrado a enganchar un proyecto con otro, Kepa Junkera ya tiene la vista puesta en nuevas ideas aunque entre ellas no está el embarcarse en una nueva trilogía. "Estoy con ganas de terminar esto. Me ha llevado muchísimos años de trabajo y me apetece disfrutar desde la distancia", asegura. Aunque esta afirmación no se reduce sólo a este trabajo en el que lleva inmerso en torno a cinco años. "Me pasa con todos. Necesito despegarme de ellos".
Y para que esa distancia respecto a la trilogía se haga real, Kepa Junkera ya piensa "en un disco con mi grupo, si toda va bien. He hecho bastantes proyectos en los últimos tiempos. Me centraré en eso y en tocar. Tengo ganas de volver más de lleno".
Pero esas expectativas no se centran sólo en componer un nuevo disco sino que tiene en mente nuevas experiencias. Baraja la posibilidad de presentar la trilogía en un pack y del primer disco ya ha hecho un libro. "Estoy abierto. Por hacerlo, yo encantado. Fotografías tenemos desde de Santi Yaniz hasta fotógrafos de todo el mundo, superinteresantes para un libro", señala Junkera quien alarga su visión de trabajo. "Estoy con el documental, ya que he grabado todo el proceso en vídeo. A ver si para el año que viene podemos hacer algo".
Son más de 30 años de carrera con su trikitixa y Kepa Junkera echa ahora la vista atrás y su balanza resulta muy satisfactoria. "Estoy muy contento con lo que he conseguido. Para mí, al principio, esto era un juego. Nunca había imaginado que estaría aquí".