Vitoria. Desde sus orígenes, el negocio de la música siempre ha sido todo un mundo lleno de incógnitas, rodeado de mitos y ante todo, muy lucrativo. Pero como suele pasar, también ha sufrido los estragos de la crisis y de las nuevas tecnologías. Sin embargo, siempre hay alguien que se suele salvar, o que encuentra la manera de seguir ganando dinero sin perder su estatus.

Es el caso de U2, banda liderada por Bono, el grupo que encabeza el ranking de Forbes, una prestigiosa revista financiera que ha contabilizado las ganancias de todos los artistas musicales desde junio de 2009 hasta julio de 2010. La banda irlandesa se hizo entre estas fechas con 100,5 millones de euros, una cantidad obtenida tanto por sus numerosos conciertos como por publicidad. Curiosamente, sus colegas ochenteros AC/DC son los siguientes en la lista, seguidos muy de cerca por Bruce Springteen y Madonna.

Parece que para lograr una buena compensación económica en 2010 es necesario haber tendido una carrera exitosa en los años ochenta, para ser ahora unos músicos consolidados y con prestigio. Casi la mitad de los artistas que se encuentran en esta lista llevan ya más de dos décadas tocando.

La teoría de que las estrellas que más éxito tienen a día de hoy son aquellas que ya están asentadas en la cultura musical internacional se mantiene con la cantante tejana Beyoncé Knowles, que comenzó formando parte del grupo Destiny´s Child en los noventa, y que posteriormente dio su salto en solitario con el disco Dangerously in Love. Más de la mitad de lo que tiene esta artista no se debe a su voz mezzosoprano ni a sus movimientos de cadera, sino a los patrocinios de diversas compañías, desde Nintendo a L´Óreal, y de su nueva línea de moda.

Muy de cerca en la lista le sigue su marido Jay-Z, con 48,7 millones de euros. Nunca mejor dicho, una pareja de oro.

De la lista cabe destacar la presencia de la joven revelación Lady Gaga, que se sitúa en el puesto número séptimo con 47,9 millones de euros, y que deja atrás a la mismísima Madonna. Teniendo en cuenta que las ventas de discos dan fe de que el público se muestra poco dado a pagar la música que pueden conseguir gratis, a no ser que sea de grandes grupos, sorprende el éxito de alguien como esta neoyorkina, que pasó de hacer pequeños bolos en el Lower East Side a agotar las entradas del Madison Square Garden de Nueva York en un abrir y cerrar de ojos. Lo mismo ocurre con los cantantes de country Kenny Chesney y Toby Keith, unos desconocidos al otro lado del charco, pero a quienes les va más que bien por América.

Ahora a los artistas, si quieren seguir viviendo de su música, no les queda otra que hacer giras y conciertos por doquier, ya que es lo único que no se puede piratear. Tienen que recorrer mundo e intentar ganarse un buen precio de entrada, pues quedarse en casa esperando a que lleguen sus derechos por los discos vendidos ya no es una opción.