Vitoria. Aunque en los últimos días ha hecho algunas declaraciones en sentido contrario, él mismo afirmó cuando comenzó la gira Vinagre y rosas que ésta iba a ser la última en grandes escenarios y que se quería despedir de muchos amigos. El tiempo dirá si cumple su palabra o se retracta. De momento, lo que parece seguro es que Joaquín Sabina estará el próximo 1 de julio en el Buesa Arena para desgranar las canciones de su nuevo disco y recuperar viejos éxitos.

De hecho, ayer mismo se pusieron a la venta las entradas para una actuación que devolverá la música a la habitual casa del Caja Laboral, algo que no sucede desde el pasado 3 de octubre con la actuación de Andrés Calamaro. Es de esperar, eso sí, que el de Úbeda tenga un poco más de suerte con el público que el argentino, que sólo pudo reunir a unas 3.000 personas en un recinto con capacidad para más de 9.000 espectadores.

Aquellos que quieran asistir a la cita con el veterano cantautor ya pueden retirar sus pases a través de la red Tick Tack Ticket. La entrada general está a la venta por 41,30 euros. Además, habrá dos zonas de asientos reservados. La primera costará 44,20 y la segunda 47,10 euros, aunque a estos tres precios hay que sumarles los gastos de distribución habituales.

Seguro que entre muchos de los que acudan el próximo 1 de julio al Buesa habrá fieles incondicionales que disfrutaron de Sabina la última vez que pisó la capital alavesa, un concierto que tuvo lugar en el mismo espacio hace ya cuatro años.

Un poco más de suerte han tenido en Pamplona, Bilbao y Donostia, ciudades por donde la gira de presentación del CD ya pasó a finales de 2009, aunque a los tres lugares volverá en este 2010. Al primero en septiembre y los dos restantes a principios de octubre.

Este nuevo encuentro entre el músico y el público alavés tiene un motivo esencial, el disco Vinagre y rosas, publicado el año pasado, un álbum, según su propio autor, "monotemático" sobre el "desamor", con el que ha querido ser "infiel" a su caricatura.

Pero si importante fue el lanzamiento del trabajo, el primero en cuatro años sin pisar el estudio, aún más lo fue el anuncio de su retirada de los grandes escenarios. "Estoy mucho mejor que hace 15 años pero salir delante de 40.000 personas es un totus tuus y se pierden todos los matices. Las giras a los 60 aterrorizan pero ésta es la última en esos sitios", anunció, aunque matizando que seguiría actuando en directo en lugares más pequeños.

Sin embargo, en su periplo por tierras latinoamericanas, el propio Sabina ha realizado algunas declaraciones dejando la puerta abierta de cara al futuro, no asegurando del todo ese adiós a lo recintos de grandes dimensiones.

Las letras del "núcleo duro" de Vinagre y rosas reflejan "lo que hay en los escombros del desamor" y las construyeron Benjamín Prado y él en Praga, espoleados por la "medicina" para la depresión por "precipicio sentimental" que tenía entre "regular y tirando a muerto" a Prado.