En las previsiones iniciales de Krea, cuando se presentó en sociedad aquel 30 de noviembre de 2006, estaba tener operativa su nueva sede en Betoño para finales de 2008 o, como mucho, principios de 2009. Pero, como es evidente, todavía habrá que esperar. Este 2010 que va a comenzar dentro de nada será decisivo. En otoño estará todo terminado. Será el momento de poner fecha a la inauguración, antes o después de las próximas navidades.

Acompañará así a la última casa de la Fundación Sancho el Sabio, ubicada en la misma parcela, ocupada antaño por el convento y cementerio de las Carmelitas. El archivo de cultura vasca, uno de los más importantes del mundo, se trasladó aquí la pasada primavera y ya ha cumplido sus seis primeros meses de trabajo en este punto de la capital alavesa, que está viviendo una transformación importante.

Justo al lado, las obras de Krea avanzan a buen ritmo. El esperado, por otra parte. Pero hubo algo con lo que el proyecto impulsado por Caja Vital no contó hace tres años: los retrasos y la burocracia municipal. La construcción del edificio de cristal, que junto al restaurado convento conformará la sede de Krea, supone llegar a los 23 metros de altura, lo que en su momento implicó tener que modificar el plan urbanístico de la zona puesto que con el anterior hacer algo así no estaba permitido.

Esos trámites del Ayuntamiento de Vitoria no tendrían que haber durado mucho pero, al final, los ritmos fueron más lentos de los previsto. Tanto que hasta septiembre de 2008 no arrancaron de verdad las labores, presupuestadas en 14 millones de euros (más otros cuatro millones en concepto de IVA).

Construcciones Amenabar se está haciendo cargo de una transformación en la que se está procediendo a restaurar el antiguo convento neogótico y a levantar la gran estructura de cristal. Por el camino, con esto de los retrasos y la crisis económica, la idea original diseñada por los arquitectos Roberto Ercilla y Miguel Ángel Campo ha sufrido algunos cambios. Así por ejemplo, se ha desechado la idea de construir un auditorio subterráneo.

De todas formas, tras los últimos ajustes, la sede está llamada a ser un gran continente cultural pero también de ocio guiado por los criterios de accesibilidad y sostenibilidad, donde destacará, por lo novedoso, el espacio de residencia reservado para los artistas jóvenes becados por el centro.