Por mucho que intente desconectarlos, Cristina Pedroche y su marido Dabiz Muñoz cada vez me recuerdan más al perfecto tándem (personal y profesional) que conforman los Javis, pero en una versión más petarda y heterosexual. Ambos, exitosos en los negocios, no dudan en nutrir sus ñoñas redes sociales con altas dosis de ingredientes de amor. Y quienes mejor les conocen afirman que se apoyan constantemente en sus respectivos trabajos. Resulta muy común juntarse con la de Vallecas en cualquiera de los restaurantes madrileños del laureado chef, u observar al moderno cocinero lucir los modelitos campaneros de la presentadora días antes al tomarnos las uvas. Se quieren, se apoyan... ¡y juntos conforman un equipo bien avenido! Basta con repasar el post que publicó el pasado 1 de enero Muñoz para felicitar a su chica tras lograr un hecho insólito: superar en audiencias a la tradicional emisión de las Campanadas liderada por nuestra querida Anne Igartiburu. "Si estás tú, sobran los demás. Siempre orgulloso de ti, de lo que eres, de lo que haces y de cómo lo haces. Te amo mi rubia, eres mi luz vital", rezaba el texto que acompañaba a una imagen de ambos en el balcón de la Puerta del Sol.
La publicación en Instagram, por supuesto, obtuvo respuesta inmediata de la colaboradora de Zapeando: "Soy un insecto indefinido a punto de renacer". Porque cabe recordar que Pedroche lució el pasado 31 de diciembre el vestido más feo no solo de la noche, quizá también del último lustro: una creación del año 1991 del fallecido diseñador manchego Manuel Piña. Un look inmortal que simbolizaba "la metamorfosis de una libélula" para realizar una metáfora sobre el deseado renacer que todos esperamos de este 2022. Más adecuado para carnavales, eso sí, que para la noche más elegante del año.
El caso es que la pareja no para de generar negocio. ¡Business non stop! Tras los éxitos llegados con la entrada del Año Nuevo, esta semana se ha filtrado a la prensa que la famosa presentadora también ha convertido su célebre apellido en marca registrada, que su marido (por supuesto) explotará en su empresa de restauración. Una estrategia de marketing que tiene precedentes, pues en los últimos años Muñoz ya ha utilizado el nombre de su mujer en algunas propuestas gastronómicas. ¡Quién no recuerda las croquetas o el brioche de La Pedroche!