Transcurrirá mucho tiempo hasta que la WTA (la Asociación Femenina de Tenis) halle entre sus registros un palmarés semejante al que han dejado para la historia del deporte dos de las atletas más extraordinarias de todos los tiempos: Venus y Serena Williams. Porque la suma del palmarés de las hermanas nacidas en Michigan emborracha hasta a la mismísima Steffi Graf. ¡Y no es para menos! Ojo al dato: acumulan entre ambas treinta títulos de Grand Slam, seis WTA Finals, y más de 122 torneos de primera categoría. A millón de euros de media por certamen... hagan ustedes mismos las cuentas. Sus ganancias se estiman en unos 36 millones de euros, en el caso de Venus, y casi 77 millones en el de Serena. Un envidiable (y rentable) legado deportivo que, en parte, se lo deben a su padre, el señor Richad Williams. Un hombre al que han tachado las malas lenguas de terriblemente exigente, maniático y posesivo (su mujer terminó por pedirle el divorcio), pero que siempre tuvo un plan para que sus hijas pasaran de entrenar en las pistas más pobres de la periferia de Los Ángeles a convertirse en las leyendas del tenis que hoy son. Y su peculiar historia ahora la va a narrar el cine.

Porque a fantasía suena lo que un buen día sintió Williams padre en su interior: vio por casualidad en televisión que la tenista rumana Virginia Ruzici recibía un cheque de 35.000 euros por ganar un torneo, y en ese mismísimo instante decidió que tendría dos hijas más y que, sin duda, serían tenistas. Dicho y hecho: organizó cenas románticas para convencer a su esposa de tener más descendencia, se empapó de todo lo que pudo sobre el deporte de la raqueta, estudió vídeos de tenis y recibió numerosas clases. Todo ello para aplicar a rajatabla un plan de 78 páginas en cuanto nacieron Venus, en 1979, y Serena, en 1981.

Por ello, y para entender la excentricidad y los métodos poco ortodoxos del hombre que durante lustros entrenó a Venus y Serena, Will Smith ha mantenido estos meses miles de conversaciones con las hermanas tenistas. Porque aunque no trabajan con su padre desde hace años, le adoran y han querido transmitir todas sus características al actor que interpretará "al hombre más importante de su vida". "Él nos enseñó a ser independientes y emprendedoras. Nos obligaba a pensar", han detallado las hermanas a la prensa en estos días previos al estreno de la película. Un resumen de lo que Richard siempre denominó como el Williams Life Triangle (los valores del triángulo de vida de los Williams): compromiso, confianza y coraje.