Si pensaban que Harry y Meghan iban a abandonar palacio con una mano delante y otra detrás, se equivocaban. ¡Y mucho! Los famosos duques de Sussex, protagonistas estas semanas del mayor revuelo royal de los últimos tiempos, quieren ser anónimos, pero no tontos. Caminar por la calle sin el destello del flash mediático, pero dormir cada noche sobre un buen colchón Lo Mónaco. Lo discreto no está reñido con lo confortable, y ellos lo saben. Más aún si formas parte de esa acomodada familia europea apellidada Windsor (antes Sajonia-Coburgo-Gotha). Por ello, nada más decir agur a la reina Isabel II en Buckingham la pasada semana, ya han puesto en marcha toda su maquinaria lucrativa. ¡Y de qué manera!
De hecho, a medio camino entre la crítica y la envidia, los tabloides británicos escupen tinta estos días recogiendo las megacifras que va a suponer el #Megxit para la pareja. Y eso que arrancan con muy buena base. Enrique heredó nada más y nada menos que 23,5 millones de euros del testamento de su madre, Diana de Gales, y otros 8,2 millones del de la Reina madre. Meghan, por su parte, amasó 2,3 millones de euros por su papel en la serie de televisión Suits. 34 sabrosos millones de euros de partida a los que dentro de poco habrá que sumar las tarifas, precios y cachés que piensan cobrar ya fuera de la familia. Y las cifras quitan el hipo hasta a la mismísima Sarah Ferguson.
Se calcula, atención, que podrían añadir a su ya nutrida cuenta corriente entre 18.725 y 30.424 euros por post en redes sociales. Como marcándose un Dulceida, pero sustituyendo a Alba Paul por el pequeño Archie. Harry, por cierto, también recibe 2,3 millones de euros anuales que le inyecta puntualmente su padre Charles por el ducado de Cornualles, título que otorga a quien lo luce una cartera de inversiones financieras y tierras por 540,9 km². E incluso pueden llegar a percibir hasta 294.000 euros por charla pública, tipo las que pronuncia Obama. ¡Que siga la fiesta!
Y vaya que sí: según estimaciones de expertos en publicidad y marketing, convertirse en imagen de marca les puede reportar además otros 13,7 millones de euros extra al año. Pero atención, si firman como embajadores de empresas top total como Apple o Google dicha cifra puede elevarse hasta los 58,8 millones de euros. Sin duda, un despropósito de ganancias para quienes tampoco tienen mucho que contar. Normal que el monárquico museo de cera Madame Tussauds de Londres no haya esperado ni a marzo para apartarlos del núcleo duro de su exposición permanente. ¿Quizá un detalle sin importancia? ¡Para nada!